No se cuánto tiempo hace, ni me importa saberlo. Pero hace muchas fechas que lo dejé y la verdad es que no siento nada al acordarme de ello. Esporádicamente se me pasa por la cabeza la intención de volver y aunque haya tratado en alguna ocasión de materializar la opción desechada, inconscientemente la descarto, porque el cuerpo con el cerebro a la cabeza (nunca mejor dicho, a huevo parece que se ha escrito), es muy sabio (de algo debe servir el haber estudiado tanto, lo cualo; no es mi caso); me estoy cansando de tanto paréntesis y comas, y punto y coma; y de las íes griegas también (otra liada). Si lo parece, no es verdad.
Si, rechazo cualquier intento de volver a las andadas, pero lo hago sin pensar, no siento la necesidad, como cada día que me levantaba pensando con lo que iba a alimentar mis entrañas y así echar la bilis que apretaba y no me dejaba vivir los momentos mas intelectuales de mi existencia. Tampoco pretendo engañar a nadie, ni a mi mismo, al afirmar que lo he dejado totalmente, bueno no tanto, quizá sería mejor emplear el término "temporal"; porque la recaída, aunque fugaz y por motivos sociales, ha existido y es posible que vuelva a ocurrir, porque nada en esta vida es eterno. Se podrá comprobar a través de mis escritos.
La principal causa que me alejó de ello, fue sin duda la fe en mí mismo. Pero inconscientemente, sin reparar en la acción, se me fue pasando sin enterarme, sin causarme traumas ni estados de ansiedad, estando presente a todas horas, pues no es posible deshacerse de la avalancha que nos inunda diariamente en todos los medios. Estoy mas calmao, ya no me encrespo cuando me pongo delante del teclado a escribir.
Principalmente han sido los catalanes los que me han hecho recaer en un par de ocasiones, pero siento que ya no es tan fuerte el deseo, que puedo administrar las dosis a mi antojo y si empleo con cordura mi predisposición valiente y sincera, ocurrirán en las ocasiones que la situación lo requiera por ser de interés popular, dentro de la actualidad palpitante y más llamativa que haga de ella una situación inevitable y compatible con la normal actuación de un redactor de lo cotidiano, que no tiene otro oficio que contar o relatar la situación tanto social como política de nuestra forma de convivencia con nuestros semejantes.
Procuro alejarme lo más que puedo de la política, aunque confieso que me gusta opinar y "quejarme" de las situaciones que no considero justas o en concordancia con por lo menos, el sentido común.
Pero juro y prometo que estoy intentando quitarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario