
Paco Pomet. El visitante. -www.thisiscolossal.comtagsoil-painting
Pasa el tiempo más rápido de lo que a uno le gustaría que pasara. Bueno, según para qué.
En determinada cuestión, es preferible que vuele (el tiempo) como el más rápido pensamiento que se cierna sobre mi conciencia. Que llegue el momento en el que me abandone la incertidumbre, que desaparezca la rotunda y abrupta realidad, aplastando las ideas.
Mientras tanto, intento llenar de contenido cada texto que deseo expresar, con alguna proposición que llame la atención, que me lleve por el camino iniciado en éste cuaderno, donde plasmo todo aquello que por mi imaginación pasa.
Acabo de borrar las narraciones que tenía preparadas para publicar en las siguientes "Crónicas desaprensivas". He sentido que no aportaban nada.
A pesar de mi buena impresión con el inicial relato, he tratado de continuar la misma linea argumental, pero no me ha convencido al verlo escrito y sin más, lo he desechado sin plantearme darle otra perspectiva o diferente visión, o yo que sé que más podría haberle dado para continuar, la verdad es que no me he comido mucho la cabeza, le he dado boleto así, sin preguntarle siquiera al protagonista su opinión; pero si no sacia la impresión favorable que debo tener, no creo que esté como para transmitir al lector un cuento creíble. Bueno, no está del todo descartada. Lo siento en el banquillo, saliendo a calentar, de suplente, y entrenando para otra temporada.
No deseo explayarme más en mi fracaso, e intentaré desarrollar otras movidas que esperan que les eche tinta y corrijan defectos, para su buena presencia de cara a su puesta en escena. Aunque como siempre, no prometo nada (o sea, algo que lo mismo no pueda cumplir) dado mi irregular comportamiento de un tiempo a esta parte.
Pudiera ser también, que necesitaba un poco de enrolle verborreico, el cuál había desterrado a la tierra de las palabras huecas, vacías e inútiles. Cosa que no eximen a las que ahora se expresan de que lo sean igualmente.
Hay tanto por decir, que ni ganas tengo por no cansinar. Pero como vivo literariamente (es un decir) en continua contradicción, debido a mi poca o nula capacidad lingüística; hago uso de la confusión y alteración de las ideas que puedan ir surgiendo al relacionar hechos o acontecimientos verídicos, así como inventados también; según voy tirando de rollo y rellenando la hoja que plasme cualquier ocurrencia.
A lo largo del tiempo que llevo aquí, escribiendo, seleccionando música, colocando fotos o pinturas, a la vez que pensando en toda la logística empleada en sacar a la luz una publicación; he comprobado entre otras cosas, aparte de la dedicación que requiere ( y se hace con sumo gusto, la mayoría de las veces por no decir todas) las distintas sensaciones causantes de publicar o escribir sobre algo, aun sin que por ello sea compartido en la red.
Al igual que muchos o algunos, por no enumerarlos en gran cantidad; utilizan o se han servido de sustancias como el hachís, anfetaminas o alcohol, además de otra sustancias para decir, contar, relatar todas las historias que sin esos estimulantes de la imaginación, es posible que no hubieran visto la luz; a otros (aunque a veces parezca lo contrario) nos empujan emociones que rozan determinados estados de ansiedad, necesidad y gusto también, por supuesto. Pero la imaginación puede ser alterada por multitud de factores, sobre todo psíquicos que influyen en las opiniones, posicionamientos, y relatos que hagamos en un momento determinado.
Hace tiempo, y se podrá observar en mis escritos, así como la cadencia de publicaciones, que no soy muy propenso a asomar el morro por aquí con un papel lleno de palabras, y eso es debido a la desaparición de emociones que anteriormente me tenían al pie del cañón, quitándome otros rollos que ocupaban mi cabeza, dando rienda suelta a otro tipo de sentimientos para alejarme de lo que me tenía obsesionado con historias para no dormir, ocupando los escritos ese lugar y seguía sin poder dormir; pero ya por las movidas que tenía que inventar para publicar cada día, y si no; al siguiente, o al otro.
Toda vez que van desapareciendo las tontearías de la cabeza, la tranquilidad y la placidez que ocasiona el cambio de estado, hace que la inventiva y maquinaria surgida del caos, pare; se tome el viento de lado y lo relativice hasta el punto de relajar todo el engranaje que antes hacía mover a un ritmo alocado toda la parafernalia nacida de un sueño convertido en pesadilla.
Ayer, o hace unos días; me enteré que tenemos en el estómago y sistema digestivo unos cien (100) millones de neuronas. Ahí lo dejo para luego.
Otro dato que ha entrado en mi base de datos, ha sido el que nos cuantifica en un total aproximado de treinta y nueve (39) billones de células bacterianas, y treinta (30) billones de células humanas.
Me ha creado más confusión de la que estoy acostumbrado a procesar normalmente en mis escritos, cuando pongo algo en cuestión por ser de dudosa creencia, todo según mi parecer.
Tenemos en el estómago más neuronas que en la columna vertebral. No sé qué significa eso, ni hacia qué planteamiento me lleva tal afirmación.
Va a tener base científica eso de sentir un hormigueo en el estómago ante enamoramientos, nerviosismo, miedos o sentimientos que afectan directamente a las sensaciones que se transmiten al estómago, por ser alojamiento de las neuronas residuales que el cerebro se encargó en su momento de desalojar por cuestiones ajenas a nuestro entendimiento. Curioso que se alojaran allí donde pueden interactuar con los elementos que aportan energía al cuerpo; y en la columna huesuda y soporte que nos mantiene erguidos y capaces de movernos, en el centro neurálgico que copa todo el sistema nervioso y sensitivo.
Claro, es lo más elemental; no se iban a ir al dedo gordo del pie, tan lejos del centro de control de todos los temas principales que nos pasan en todos los niveles y escalas.
Cada día que pasa y sabemos más sobre nuestra existencia, hace que... eso, si, si, eso mismo. Que llegará el día en el que nos auto suicidemos pensando el hecho en sí mismo, sin mas duda que la que nos cause la elección de con cuál bacteria nos mataremos.
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