lunes, 6 de junio de 2016

EL TIEMPO QUE ACOMPAÑA

            
                  Campo de almendros.  www.ibizarentahouse.com
 

                                                                     
Dentro de las distintas percepciones que tenemos sobre las circunstancias que nos rodean, el tiempo juega una baza primordial.
Pasea lentamente consumiendo sus porciones para uso y disfrute de la inquietud, que alimenta el sistema nervioso y causa la desesperación entre gritos de agonía.
Tan arbitrario proceder tiene motivos para influir en un sentido u otro, respecto a favorecer o perjudicar en alguna cuestión en particular sobre cualquier persona. Pues al igual que sus pasos suponen una determinada sensación al accionar los movimientos de cada situación con parsimonia, así mismo y con un cambio de ritmo espectacular, puede hacer que las fracciones en sus distintas longitudes de desarrollo que en el espacio adopta, sean tomadas y percibidas con más velocidad, actuando sobre nuestro cerebro de forma diferente, causando desasosiego u otra característica de insatisfacción, por no ver cumplido nuestro deseo ante la falta del que les cuento.
Siempre estamos pendientes de sus desplazamientos, pues cada fragmento nos golpea con sentimientos encontrados, capaces de mostrarnos ante lo venidero o futuro incierto, haciendo que éste lo afrontemos de distinta manera.
Fundamental es la posición que adoptemos al enfrentarnos a él, según el carácter que nuestra personalidad  nos haya otorgado.
Mas el continuo giro del entorno en el que nos movemos, dentro del sistema de astros del que formamos parte, siendo causa de influencia, relativa a todos los fenómenos que nos atañen, de ningún modo podríamos achacar o atribuir la culpa de nuestras desavenencias, con las circunstancias al tiempo que tarda en girar cada cuerpo celeste en connivencia con los que les rodean. Y ahí estamos nosotros, tan insignificantes, y a la vez creyentes de ser el centro de donde nace toda conciencia al no tener conocimiento de otras formas de vida, siendo por ello el cerebro pensante, el motivador de ideas que hacen responsable o factor de suma importancia, al tiempo; que cruza nuestros sentidos interrelacionando la casualidad de sucesos aleatorios, con el momento de producirse para afectar tanto positivamente como al contrario, y llevándonos a pensar de la gran capacidad de influencia que tiene el tiempo sobre nosotros.
Es un hecho fundamental en nuestra palmaria existencia por la vida que nos ha tocado en suerte. Dispar en la generalidad de las vivencias que a cada uno nos ha deparado el destino, ya sea por elección o por las circunstancias que nos han llevado a dicho punto del camino donde nos encontramos cada uno.
Tan importante e imprescindible es el continuo paso de cada segundo sobre nuestras cabezas, que resulta ser el gran compañero del camino que nos lleve al destino donde nos encontremos o esperamos llegar, con más o menos suerte el tiempo nos ha ayudado a llegar donde estamos.
La angustia o la complacencia, la desazón o la satisfacción; antagónicas muestras de sentimientos producidos por la coincidencia del momento vivido en determinado minuto, o una hora fatídica que marque el suceso imprevisto motivador de sensaciones perjudiciales para nuestros intereses; así como el instante que determine el horario en un acontecimiento donde todas las eventualidades producidas sean causa de satisfacción.
Nuestra relación espacio temporal viene determinada con el tipo de responsabilidad e importancia que le demos al siguiente movimiento del marcador de nuestros próximos pasos hacia el cercano evento o cuestión por resolver, y aun sin haberlo; también nos pasará factura la forma en que tomemos esos minutos, horas, días, semanas, meses y años; hasta que acabemos de construir el camino que termine donde el tiempo nos tiene señalado el ultimo segundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario