He cambiado de video tres veces, escuchando a Manic Street..., y no me ha quedado mas remedio que ponerlo, me encantan. No sé si repito, me da igual. Escuchar el siguiente también, si tenéis tiempo, a mí me mola mas pero ese sí lo he colocao ya.
Estaba en mis cábalas posturales, cuando de pronto me he visto en la disyuntiva de enzarzarme en otro pos te, o dejar respirar al anterior; darle un poco de aire, para que se asiente entre los lectores y vaya cogiendo confianza a la hora de sentirse un artículo con vocación de ser verdaderamente un grupo de párrafos entrelazados con sentido común, o por su mediocridad, cosa que tampoco se la niego, pues ser mediocre no deslegitima ni desmerece nada.
La realidad común o normal es o está en su mayoría presidida por la mediocridad, porque según qué acepción le concedamos, puede llevarnos a engaños o confundirnos dado el contexto en el que introdujéramos la palabra.
Aquello que se sale de lo común, se le concede la adjetivación suprema de la excepcionalidad, de la majestuosidad, o superioridad sobre otro conjunto de las mismas características, ya sean de tipo literario u otro relacionado con el arte, tal es el caso del que tratamos; o trato yo, que soy el que está desarrollando una idea mas o menos acertada, lo cuál decidirá quien lo lea.
Dicho de otra manera; las propuestas que no son incluidas entre las mejores, o que alcancen la suma categoría del tema a tratar, la valoramos como de una calidad media, del montón, estimando generalmente como un trabajo común, igual o parecido a los que circulan por las distintas vías de comunicación por donde se dan a conocer dichos trabajos. Concediendo a los de menor catalogación en su calidad, los adjetivos más categóricos y peores como basura, bodrio, truño, mojón o simplemente una mierda como un piano.
Creo que la diferencia es clara y nítida; aún cuando el significado de mediocre, se le da tanto al trabajo como a la persona que no cumple las expectativas que se las suponen, terminando calificándolas de tal manera. Así que depende de la estimación personal para darle la denominación, o el contexto en el que se desarrolla la trama, determinará que se adjunte tal categoría.
A mí, aunque la palabra me puede sonar en un determinado momento por debajo de la media normal donde se mueven las distintas calificaciones a la hora de estimar el valor de lo producido, casi nunca lo he considerado como algo ínfimo, sin valor; sino como algo dentro de lo normal y común sin llegar a ser malo ni excepcional.
Llevo buen camino, como siga en linea recta, voy a dejar al anterior artículo asfixiado, pues si veo letras delante de mí y no hay algo que me impida separarme de ellas, éste que se está desarrollando y creciendo, aunque todavía no ha echado a andar entre los personajes que se juntan todos los días para contarse sus cosicas, es posible que si me sigue dorando la píldora, le dé una oportunidad y no lo borre. Seguro que no lo borro. Vamos, con la matraca que llevo a cuestas, como para tirarme ahora para atrás.
Lo que sí voy a hacer es pasar un poco de los rollos congreseriles y parlamentarilos. Todo el día con la misma retahíla de que si tal, o ahora nos reunimos, que me la has metido doblá, etc., etc., etc. Casi sigo, menos mal que el etcétera abreviado corta muchos rollos y bolas innecesarias.
Así que a otra trola, caracola.
Eso sí, y os lo tengo que decir; ya continúo en otro momento que creo me van a venir los vampiros a chuparme la sangre y pa eso mejor me doy el queo.
Todavía me falta la del hasta luego, que será la que te dije y ni puto caso.
Lo bueno de hacer un alto en el camino, es la clara continuidad indiferente y constante a los ojos del lector, pues si no se le dan pistas, ni se entera de que ha habido una partición o fraccionamiento del texto; aunque cabe la posibilidad contraria, pues si un@ es avispad@ y se cosca del estilo diferenciador de los distintos párrafos puede dar el toque de atención y decir por ejemplo: - "Éste se ha pirao a tomar un café y ha vuelto con otras ganas y maneras a la hora de relatar el trancazo que está colocando".
Más madera.
Aún calificando como anteriormente decía, el artículo como mediocre; yo voy a seguir, pues mi cultura tampoco me permite ser una excelencia en el campo letreril. Asinesque..., al loro que sigo.
Vayan por delante mis disculpas por estas trallas, pero me gusta tanto deletrear palabras que me siento como dentro de un diccionario, disfrutando de la compañía de definiciones, sinónimos, antónimos, conjugaciones verbales, tipos de oraciones, sujetos, predicados y la gran cantidad de giros y posturas palabreriles (ni uno de los mencionados se puede apreciar aquí). De ahí mi postureo inicial, entre cábalas, enredos, conjuras y demás suposiciones que se pueden mostrar en un escrito sea del tipo que sea.
Como se ve, mi postura es claramente verborréica, y puede mostrarse como un pequeño ensayo sobre una paranoica actitud ante las palabras.
Palabras escondidas y encontradas, (las que se dejen dependiendo del vocabulario que sea capaz de expresar).
Ahora me he quedado clavado, me ha dado como un aire que me ha dejado con la vista fija en un lugar con la quietud de quien piensa en algo, sin hacerlo, y cuando me ha venido la consciencia me ha indicado que debo darle espacio al anterior artículo, dejándolo expuesto a la evaluación de quien falte por pasar, que siempre hay alguien que se retrasa por motivos varios y si ya hay otra transcripción en primera fila, se suele pasar de lo anteriormente escrito. Que conste que mi menda, cuando entro en un blog, suelo mirar los anteriores al principal, no todos ni muchos, pero sí me fijo en algunos para hacerme una idea global de qué va la cosa.
Hay un peligro. Si paro ahora y sigo con más carrete en otro momento, puede darse la ocasión para que me explaye con una voracidad atroz y muy dañina para quien decida terminar la lectura, pues puede darse el caso que el tiempo empleado no le sea de provecho.
No hay otra, el riesgo está asumido y no me apetece seguir ahora, ta luego.
En otro momento, en otra ocasión; sin tiempo pero esperando la traca final. Es que me ha dado por abrir y me he dicho: - Pues como no voy a dejar unas letritas.
Y en ello estoy, corriendo porque me va el culo apretao pa pirarme echando mixtos y con ésta sumo carrete y me quedo más tranquilo. No os vayais que habrá algo de interés, lo que pasa es que lo dejo para el final de tan extenso peñazo. Hala. Madrid.
Era vacile, ya termino.
O no.
Datos acompañados de un asombro enorme.
Hasta el mes de agosto, se han puesto 14.395 denuncias de personas adultas desaparecidas, de las cuales continúan su tramitación 1.253. Respecto a las denuncias de menores en ese mismo tiempo, son 8.902 y siguen en curso para su búsqueda 843.
Noventa y seis (96) personas cada día, de ellas treinta y siete (37) son menores.
Además hay 1500 cadáveres o restos sin identificar.
¿A que asustan las cifras y sorprenden por su número tan elevado de casos?. Entonces yo me pregunto una cuestión que me llama mucho la atención al ser incompatible con las cifras dadas.
El día 22 de agosto desapareció la chica de 18 años Diana Quer. ¿Por qué no hemos dejado de seguir su caso en todos los medios y se muestra como una cuestión de estado el esclarecimiento de su desaparición?, sin tener noticias en ningún medio relevante de cualquier otro caso que se empeñe su búsqueda de la misma manera en la que sucede con Diana. Motivos habrá que lo explique, pero yo no lo entiendo.
Los suicidios en 2014 fueron 3910.
Muy bien de la cabeza parece que no estamos, y luego todo es cachondeo y jiji,jaja.
Menuda movida.
El próximo vendrá pronto que hoy he escuchado no sé qué de una coalición de gobierno en Euskadi. Joder, como estamos.
Si, ya está; el punto de abajo termina.
Punto.
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