
Huéscar, pantano de S. Clemente.
Fot. J.A. Dengra, Altiplano granadino.
En uno de mis habituales sirocos, hoy me ha dado por salir de la atmósfera terrestre, incluso más lejos de la estación internacional que tenemos en el espacio sideral, haciendo experimentos y controlando la actividad que se produce en la gran bola azul, que se distingue entre la negrura infinita de partículas lejanas que observamos como lucecitas en nuestro campo de moléculas, átomos y demás componentes químicos y físicos del exterior.
No sé hasta dónde he llegado de lejos, pues no puedo medir las distancias sin gravedad, aunque no creo que haya recorrido mucha distancia, pues he podido percatarme de todas y cada una de las situaciones de las que comúnmente soy consciente, cuando estoy sobre esta gran roca cubierta de agua y gases, que nos proporciona los suficientes ingredientes para poder decir que vivimos un sueño que quizá con un poco de criterio y sensatez, sea un hecho real, aún cuando seamos tan insignificantes en el lugar que nos ocupa, que eso sea lo menos importante de todo lo que nos ocurre.
Por las distintas sensaciones de las que somos capaces de percibir en nuestro cerebro, diría que nos mostramos felices por existir y ser parte de una experiencia que aún sin una explicación sensata, nos ilusiona ser una porción de un mínimo pensamiento, dentro de tan infinita estructura espacial, sin resolver nuestra participación en tan magno proyecto, nos dejamos llevar e intentamos averiguar qué es esto que nos cobija.
Al salir en tan especial excursión, he comprobado las habituales señas de identidad que nos caracterizan, sentados frente al televisor, o frente a una pantalla que nos conecta con todo el mundo, y podemos expresarnos para comunicarnos con el más lejano de los humanos que puede ser el que nos controla desde la estación orbital; a parte de las comunes actividades que ejercemos para buscarnos la vida y ocuparnos de nuestra familia, o que se ocupen de nosotros, aquellos que tienen la potestad para influir en nuestras vidas de una u otra manera. También la diversión y el ocio forman parte de nuestra regular sincronización de estados para controlar las emociones; así como otras muchas condiciones que nos caracterizan y que por no enumerar dejan de ser factibles en nuestra convivencia.
Pues me ha pasado al estar fuera de la atmósfera terrestre algo parecido a lo que diariamente me hace ser consciente de las sensaciones que percibo, al ver de lo que somos capaces de hacer para jodernos la vida entre unos y otros.
Después de un año de "negociaciones" matando inocentes (500.000) USA y RUSIA, pactan un alto el fuego para ver qué hacen en Siria. Corea del Norte lanza un misil nuclear con la potencia de la que se usó en Hiroshima, con el beneplácito de China; Corea del Sur reacciona amenazando con destruir la capital de su vecino del norte, con el beneplácito estadounidense que ya ha mandado bombarderos al sitio donde se cuece el tomate.
Los innumerables conflictos que nos enfrenta en distintos lugares del planeta siguen su curso, cada rival del conflicto continúa con su lucha por el poder, ya sea por las armas bélicas o monetarias. Verdad es, que tambien hay quien se dedica a evitar tales situaciones y ocuparse de ayudar a los desprotegidos, pero no es suficiente; e incluso pueda darse el caso que en diferentes organismos, éstos estén dirigidos por quien los produce.
Al igual que en las diferentes investigaciones para el avance en la lucha contra las enfermedades, seguro que hay ya soluciones para muchas de ellas, pero no es rentable o conveniente aún hacer uso de ellas. ¿Recuerdan lo que sucedió aquí en España con la medicación de la hepatitis?, pues creo que eso es una nimiedad al lado de todo lo que está por venir y dejan que se mueran los pacientes de cualquier tipo de enfermedad que podría ser salvados, o mejorar su calidad de vida, pero no es rentable.
Me hubiese gustado quedarme fuera, pero mi pensamiento no es tan fuerte como para realizar acciones físicas tan extraordinarias, y me ha devuelto a mi existencia planetaria con la que tendré que seguir luchando para no perderla.
Por cierto, me he encontrado con otro pensamiento exterior, pero que no era planetario y al darse cuenta de lo que mi cerebro estaba procesando, se ha pirao sin ni siquiera saludar. ¿Por qué habrá sido? ¿Le habré asustado?
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