martes, 12 de mayo de 2015

EL FURMBOL ES ASINA



                                         
                                          

Con lo que me gusta el furmbol y todavía no he comentado nada que relacione mi opinión y posición como aficionado. A parte de las publicaciones que he relatado sobre la infancia que el furmbol tenía como idea la base principal, pero hasta el momento nada de mi posicionamiento personal al respecto del deporte nei, nei de nada. Vamos que será el más común y famoso entre la muchachada del mundo mundial, excepto países con otras culturas y aficiones; pero por regla general los acontecimientos futbolísticos son de los que mas pasión despiertan en el aficionado. 
Y moi, como animal selectivo de la especie arbórea bajada solamente para dar patadas a un balón, soy el claro ejemplo del espécimen que aunque gustoso del toque y control futbolístico, me falta el gen fanático que hace del ser un energúmeno sin criterio, al igual que estoy falto del mal humor posterior a la pérdida de cualquier logro del equipo del que se profesa devoción. Me jode, pero sin penetración, haciendo mas suave el transito a la decepción.
Lo principal de una postura con respecto a cualquier tema, creo que es posicionar desde el principio la idea que sustenta el ideario deportivo de uno. Y éste no es otro que:
- Soy madridista del Madrid, madrileño blanco, aunque en sus equipaciones secundarias opten por colores de venta para posibilitar el marketing, no me molesta seguir a otros colores comerciales. El gusto esta en el juego, lo demás es superfluo.
La doctrina futbolística nos lleva a conseguir la victoria metiendo mas goles que el contrario, así que si los errores arbitrales, de futbolistas, o de cualquier particularidad que influya en el resultado final, será mera coincidencia con el libre albedrío que otorga la disputa y lucha por la posesión de un balón, y mas el deporte  éste que tiene la incógnita del gol en el último minuto de penalty injusto; teniendo la casualidad y causalidad como exponentes de las distintas circunstancias que pueden darse en el transcurso del juego, teniendo como principal premio, conquista o éxito; la entrada del balón dentro de una portería con redes que se encarga de guardar un jugador que puede tocar la pelota con las manos.
Así y todo, no puedo estar molesto por mis aficiones futbolistas, pues como en la vida, se es de una manera u otra y no hay tu tía a cambiar las posiciones establecidas de las cuales se nace. 
No se hace uno de un equipo por que sí, siendo de la opinión aquella que si uno se hace de un equipo es por interés o por causas derivadas de cuestiones subjetivas que se han tenido en cuenta a la hora de posicionarse entre uno u otro equipo. Es el niño el que elige el equipo, y como tal no miente ni se engaña a sí mismo, pues su pureza le mantiene dentro de unos margenes difíciles de variar para posicionarse ante la victoria de uno u otro contrincante; y aquél que lo haga, no será fiel nunca a un equipo, ni a una idea futbolística, pues la inocencia será infravalorada a la hora de elegir una concepción de la vida relacionada con el furmbol. 
Mi relación con este deporte, desde pequeño ha sido muy estrecha, creo que mi mayor frustración, que no fracaso; ha sido no haberme dedicado a él, de una forma más intensa. 
He jugado lo que he podido, pues mi  trato con la pelota, ha estado supeditado a los interes estudiantiles y laborales, donde he practicado con asiduidad la práctica balompédica , dadas las situaciones que han podido influir para la práctica de tan deseado deporte, que me ha hecho poder participar en competiciones regionales a nivel juvenil poco tiempo, por motivos profesionales y a causa del accidente que me dejó sin patear ya una bola hasta los confines.
Desde el equipo que teníamos en el instituto (interno) que por cierto cada año formábamos un equipazo que solíamos dar unas lizas a los rivales de muy buenas formas, goleando asiduamente y dejando una impresión muy alentadora. Pero los equipos éstos se renovaban todos los años con nuevas promociones y los jugadores no teníamos continuidad. 
En el tercer curso, me fui a jugar con 17 años en el C.D. Aviación, donde estuve un año, con buenas sensaciones pero aunque jugaba, no entrenaba con ellos al estar pillao dentro del instituto y no tenia una relación de grupo que me hiciera sentir mas integrado. Pasó la temporada, un año de curso estudiantil,  hasta que me piré para Lérida a visitar al abuelo de Heidi.
Después en los distintos equipos de la academia, y practicando todo tipo de deportes, al ser pieza básica la preparación fisica en la actividad que llevaba a cabo para la finalizacion de los estudios.
Pero con el paso del tiempo,   llegó el momento en el que tras un accidente, se rompió la base que sujetaba tan buenas sensaciones con la pelota.
Hoy me contento con postrarme delante del televisor y disfrutar de los grandes jugadores y partidos. Es que con Poquito me conformo, pero me gustaba más Fofó. 

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