martes, 24 de noviembre de 2015

ESTADO DE SITIO

                   Sin autoría. Archivo personal.


Tengo la cabeza que me va a estallar.                                     Quizá me exija demasiado al intentar trazar líneas para configurar las palabras que busco y no soy capaz de encontrar, al dedicarme a ello todos los días. 
Las palabras escondidas, lo hacen para dificultarme la natural disposición a establecer párrafos que construyan distintos relatos salidos de mi sentimiento; formal, inconcluso, quizás anómalo o yo que sé; y de ahí su desaparición del escenario donde el vocabulario transita de página en página, desparramando manchas de tinta sin forma ni sentido. 
Al tener la suerte de encontrar una, varias a la vez o tal vez un grupo que ha descuidado su protección; difícil se hace encuadrarlas en cualquier linea de una oración completa, con todos sus complementos y nexos de unión que relacionen su capacidad individual, o en conjunción con otras para explicar una situación con sentido. Aunque no es fácil dar sentido a los giros y demás formas literarias, resulta igualmente complicado introducir cualquier idea en mentes que no estén por la labor de leer una palabra encontrada y situada en el lugar inadecuado, destrozando la principal motivación que sitúa al lector frente al reto de la comprensión del texto.
Si me paso por el lugar adecuado en el que transitan las palabras apropiadas y en el orden rigurosamente establecido que la disposición lógica del escrito exige, me da el parraque y me hundo en la miseria de mi pobre léxico palabrareril, que tan limitado se encuentra viendo tanta expansión de luces encuadernadas por pasta e hilos, uniendo las tapas que cubren la honra o la gloria de cada texto.
A cada paso que avanzo, con la inclusión de mi poca sapiencia en aquél lugar por el que circulan montones de propuestas en diferentes colores y tamaños, me hace preguntarme por la conveniencia de la continuación en el camino emprendido, reafirmando mi posición inicial al abrir mi página todos los días, pues no tengo otra opción que no sea el aprendizaje. Algo que creía bastaba con decir cuatro tonterías, no llega a satisfacer cuando compruebo donde me he metido, con el rollo a mi bola ya no funciona,  Bueno, funcionar puede hacerlo mientras a mi no me importe, pero ha empezado a importarme sobre todo al darme cuenta del belén que hay montado en la red, aunque no todo merece mi gusto, y aún así me hace sentir un gran ignorante de las palabras. Será por eso que intento buscar a todas aquellas que se esconden y huyen de mí como posesas por un virus, que al contactar y tenderse sobre el papiro alteran el orden de toda programación escrita, confundiendo así mi entendimiento y falta de aptitud para formar cualquier texto que merezca la pena. 
Quizás estoy entrando en bucle con tanta minusvaloración de mi propuesta escrituril, puede  o creo recordar haberme referido anteriormente al mismo planteamiento dispuesto linealmente y sin variar un ápice la senda, no me voy a bajar del motocarro. Me lo he pensado al releer el texto, dándome cuenta de la falta que me hace seguir con mi rollo macabeo, manteniéndome al margen, sin entrar en los distintos niveles existentes entre los diferentes blogueros, que con sus propuestas, publicación de libros y demás textos ya cubren bien éste lugar de encuentro. Así que yo me entretengo con mis cosicas y que sea lo que las palabras digan. Lavándome las manos, que la tinta mancha. 
   



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