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Ya tengo tinta en el ordenador y puedo escribir de nuevo. No pensaba que fuera tan difícil conseguir recargas de tinta para el pc. Además de costarme un güevo y parte del otro, la tardanza del servicio de reponedores, parece ser que no funciona como en el super, tan dispuestos siempre a complacer cualquier requerimiento del cliente.
Si tuviera jefe, seguro que me habría dado boleto a la primera palabra que hubiese dejado de encontrar, pero como la propiedad tanto intelectual como física es mía, no pasa ná.
Pues con la tontería, éste párrafo que da por iniciado su camino mas o menos corto, ha sido borrado cuatro veces, dada su incapacidad para desarrollar la bola que explique la sucesión de acontecimientos surgidos en el cabezón de una mente perturbada por una fantasía irreal e inalcanzable. Casi corto la andadura del parágrafo con un punto, yéndome al lateral izquierdo para tirar el córner, pero he pensado que debería darle mas longitud, aunque sin sentido consentido.
Ahora sí; me voy a explicar sin mas dilación.
Las ideas surgen en un tris, sin pensarlas acaso, sin proponertelas, paseando por la pelota y ahí se quedan, hasta verlas ponerse en pie, manteniendo la vertical caminando, o abandonadas por su nulo efecto en la psique. Es el ingenio en su desarrollo, lo que hace posible la originalidad puesta para ser catalogada de viable, pues al ser todos tan dinámicos a la hora de buscarnos la vida con cualquier movida que le pueda interesar a alguien, la idea nos controla y califica para determinar nuestra posición en la carrera de la creación.
Porque en la creación vale todo; sea bueno, malo o regular. Solo importa hacerlo. Hasta que la idea no aparece por ningún lado, buscándola con desesperación y ahínco me empeño en la labor sin resultado alguno, dejándome con la actitud natural y responsable de esperarla sentado. Así hago mientras nada surge durante un tiempo prudente, y ante la nula existencia de signos esclarecedores de tan negro futuro, decido pararme. Quizá me he parado mucho tiempo. No importa, si la luz refleja de nuevo letras negras. Lo que sea, será.
El caso es escribir, ya sea una opinión, un enrolle sobre la claridad del color negro, un relatito aunque sea malo tendrá cabida en mi corazón.
El estado de ánimo, las circunstancias que nos rayan otra marca en el rostro, influyen de manera inequívoca a la hora de extender la pintura sobre el lienzo y parece que los colores menos luminosos dominan la paleta.
Ojalá durmiera en una cama de libros para arroparme con sus hojas escritas y llenarme de historias para contarlas.
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