Cada momento, situación o circunstancia; no hace mas que ahondar en la amarga sensación de la incertidumbre, la clara percepción del infortunio pende de la estimación del destino, arbitrario y aleatorio de un futuro nada esclarecedor en la resolución de unos acontecimientos nada deseados, y sin embargo presumibles de llevarse a cabo para que realmente sucedan como las previsiones otorgan el porcentaje de que así sea.
De todas las posibilidades que se ponen a disposición de la certeza presumible, con las variables que puedan cambiar el panorama que de una manera u otra va a suceder, la realidad no deja de confundirme, escondiendo todas las vías que por motivos de supervivencia trato de alcanzar, haciéndome dudar de la viabilidad que tras un considerable esfuerzo haga inútil tal eventualidad.
Si me planto, dejaré que la inercia me lleve hasta donde la lucha fracasa, ocasionando el terrible desenlace que ni es deseable ni es asumible como resultado final.
La estrecha relación entre posibilidades y deseos, nada tienen en común, al ser ambos dispares y distintos en los objetivos que otorgan, sin mas esperanza que el deseo supere a la probabilidad, que por muy nimia o despreciable que sea, siempre tendrá la oportunidad de realizarse, al contrario que el deseo; que por mucha pretension anhelada que exista, ninguna certeza tendremos al no ser real la querencia del suceso; dando por terminada cualquier discusión al respecto.
La evidente disposición sobre la ascendencia del destino en la supremacía de lo posible, solo es incuestionable porque ocurre; pero los hechos, sucesos y situaciones ocurren, solo porque tales circunstancias son posibles. Así que ahí estoy, entre dudas e incertidumbre, que vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que quiero quererte, porque te quiero.
Que raro veo al mirar tanta " que, qui, co, cu"; me ha hecho pararme y ya no sé qué decir, ni comentar; me ha cortao el rollo macabeo que ni yo mismo al repasarlo me entero de qué va, o iba; porque éste cuento se ha acabado.
Otra bola que me salva2r el día.
Joder Manolo, como están las cabezas, (de ajo).
Es broma, si sé de que va; lo que no sé, es si lo sabréis los lectores. Mi trabajo me ha costado, y ni me lo pagan; que en ésta pura redacción no cobra ni dos, ni yo que soy el que paga.
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