Mi padre Pedro, Sacra, Carmen, Lola, mi madre Carmen,
yo y nuestra Mª Angeles. en Leganés
Tomás, en la finca "Los Morales", de Huéscar.
Mª Ángeles, en el barrio "La Paz", y Pedrito, en el parque, del mismo pueblo.
Si lo acaecido hasta ahora por todo lo que me ha traído a la memoria los acontecimientos o relatos mas o menos referidos a mi paso por la infancia que tan buenas sensaciones me dejaron, parece que pretendo dar a entender como si hubiese vivido dentro de una burbuja, sin nadie que me protegiera, y me diera el cariño necesario para mi estabilidad emocional, que tan importante es en la edad infantil; pues la mayoría de los traumas y desequilibrios afectivos están relacionados con esa etapa.
Nada mas lejos de la realidad.
Mi familia, mi gente, mi tribu, mi centro nuclear; siempre ha girado alrededor de mis padres, Pedro y Carmen.
Las vicisitudes por las que pasaron, generalizadas con todos los de su generación, conocidas son, y no cabe incidir, pero sí destacar los valores y educación que nos mostraron para que todos los hermanos pudiésemos mirarnos a los ojos y sentirnos en paz.
Cuando el castigo físico era norma y enseñanza educativa, en mi casa no recuerdo ni tengo constancia por parte de mis hermanos, que hubiese una acción de ese tipo, por muy gordas que se hubieran montado por alguna pillearía realizada. Aunque alguna vez saliera volando una zapatilla entre risas y correrías por las escaleras.
Como cuando jugando en la calle lisa junto a la casa de Fernando, un verano nos tirábamos las zapatillas como armas arrojadizas y yo le di de lleno a la cristalera de su casa, haciendo mil pedazos el vidrio. Salí escopetao hacia mi casa, escondiéndome debajo de la cama de mis padres, intentando hacer desaparecer la acción; craso error, pues la huida no hace desaparecer la fechoría; y no sé hasta cuando estuve escondido deseando que el tiempo borrara los destrozos. La resolución final del día siguiente la recuerdo en la cama con mis padres y sin ningún tipo de exceso ni físico ni emocional, haciéndome ver lo ocurrido y tratando de corregir mi conducta. Las anécdotas con los padres son innumerables, pero baste decir que todo lo que hicieron fue igual a lo que nosotros hacemos por nuestros hijos, sin las mismas oportunidades ni la cantidad de hijos a educar , ni las condiciones sociales, etc, que les otorga un valor añadido que no creo tenga precio.
De mis hermanos no puedo decir nada que minusvalore la relación afectiva, así como emocionalmente imperaba la concordia que nos hacia ser una familia sin nada que reprocharnos pues todos estábamos en el mismo saco y ninguno descargábamos nuestras responsabilidades (los mayores), así como los pequeños aceptábamos las directrices de los mayores.
El nacimientos de mi hermana Mª Ángeles, causó un efecto de mas unión y protección hacia ella que nos hizo valorar (sobre todo en los mayores) el sentido familiar que nos dio fuerza girando a través de ella.
Personalmente, también era el pequeño junto a nuestra Mª.A., y por ello, todos los demás estaban volcados conmigo. Jugando con Carmen y Pedrito, siempre inventando juegos para hacer en casa, llevándome de un sitio para otro; mis hermanas Sacra y Lola, vistiéndome y sacándome de paseo al parque como si de un hijo pequeño se tratara y ocupándose de mi en todo momento. Los paseos en moto que me daba Tomás, llevándome a las aguas potables, o la residencia R. Penalva cuando tenía que hacer algún trabajo y yo me iba al gimnasio y en vez de aprovechar el tiempo, me dormía hasta que me recogía para irnos.
Recuerdos los hay a cascoporro, sintiéndome a gusto y en paz con toda mi familia y es reiterativo ahondar en mi placidez mental respecto a esos años, que creo sería mejor novelar de vez en cuando algún suceso pasado para no cansar con una exposición que incluso pueda resultar pesado o cargante en la lectura.
Solo estoy agradecido por la suerte que he tenido con convivir dentro de mi familia,
a mi padre que tan pronto nos dejó, mi madre que sigue como la jefa matriarcal del clan y mis hermanos a los que tanto echo en falta cuando no están a mi lado.
El apoyo en los momentos mas difíciles por lo que he pasado, cuando decidía mi futuro, los tiempos de hospital, todos y cada uno de esos momentos que están los que son y no fallan. Vosotros, mi familia, mi gente, mi tribu.
Ya sabéis lo que os quiero, pero como nunca está demás decirlo. Os quiero tanto que ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario