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De esos que por mucho que intentes comprender, no aciertas a darle una explicación, y además estando la ley clara y aprobada, para poder actuar de tal manera, que después no puedan surgir problemas legales por la decisión adoptada.
Pero siempre hay un colectivo o parte de él, que se cree que por el poder que le otorga la influencia sobre decisiones que competen a los afectados, por el mero hecho de ser los encargados de velar por nuestra salud, se apropian de la vida de uno, cuando ésta es inviable y sólo se puede alargar artificialmente y en condiciones pésimas de supervivencia.
El viernes día 9, falleció Andrea Lago Ordoñez, la niña a la que sus padres pidieron darle una muerte digna, sin dolor. Ante lo irremediable del suceso que esperaban iba a acontecer, dada su situación degenerativa en el funcionamiento de sus órganos.
No hay nada peor en ésta vida que ver morir a un hijo. Y si la decisión de tal encrucijada es tomada por quien más lo quieren, en éste caso a ella, Andrea; la situación requiere una gran entereza de espíritu y un gran amor por la hija que se les va.
Dentro de una legislación que permite éste tipo de actuaciones para dignificar y disminuir el dolor que acompaña dicha situación, todavía estamos en manos de sanitarios que por motivos ideológicos niegan tal posibilidad, haciendo que la familia que solicite ese derecho, se vea inmersa en una trama de reclamaciones judiciales, mientras la afectada en cuestión (en éste caso Andrea), deba seguir sufriendo por cuestiones legales y prácticas odontológicas en las que se escudan los sanitarios para enmascarar (aunque la clarifica) su ideología conservadora.
Las unidades de cuidados paliativos en los centros, destinados a conceder una muerte digna al paciente que sin remisión va hacia ella; se puso en entredicho con el caso del doctor Montes, poniendo el gobierno popular de la comunidad madrileña todo su empeño, hasta acabar con su trabajo y asistencia al enfermo.
Hasta en la forma de morir quieren dirigir nuestros pasos los ideólogos conservadores.
En el caso de Andrea, incluso la iglesia se ha posicionado con la postura de los padres, comprendiendo la situación y calidad de vida de la niña. D.E.P.
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