
Huéscar, teatro oscense. http://play.tojsiab.com/
Sonaba un timbre de alarma para indicar el comienzo de las clases, pero la continua entrada al instituto no cesaba hasta bien pasados unos minutos largos, eternos. El comienzo de clase era un continuo chorreo de estudiantes, sin ningún tipo de respeto de las mas mínimas normas estudiantiles. Cada cuál iba a su bola, con la total indiferencia del profesorado, que salvo raras excepciones, exigían puntualidad.
Entre el inicio y apertura del curso y el envalentonamiento del alumnado, por causas de madurez precoz y aumento del ego al cambiar de status quo en la escala social del grupo y edad juvenil; se hacía muy notable la des-coordinación patente entre las reglas y disciplina que se requería para el buen funcionamiento del centro.
El profesorado, también ayudaba a tal desbarajuste, pues en la mayoría de los casos, su inexperiencia o parcial desinterés hacia el control del grupo de alumnos de clase, dedicándose únicamente a dar el temario con una gran indiferencia por la actitud y aptitudes que pudiéramos mostrar, aumentaba el caos y con ello la notable y creciente posición del alumnado para hacerse notar y tomar mas protagonismo en las distintas actividades que se ejercían tanto en las clases como fuera de ellas.
Fue una inauguración del instituto algo insustancial, muy desprovista del clásico ambiente estudiantil que se respiraba en los centros con más solera o antigüedad, por el reencuentro de alumnos, el conocimiento del profesorado, la dinámica estructural de un centro formado con todas las funciones básicas cubiertas y donde todos se encontraban como en el local de reunión para aparte de estudiar y realizar actividades comunes, citarse para relacionarse y entablar amistades y reforzarlas.
Caso que no se produjo en ese primer año donde todo era nuevo y por empezar.
La inicial expectativa se tornó en parte en una generalizada monotonía que aunque fuese normal, pues el estilo de vida colegial no se diferenciaba mucho del estado que se vivía en el instituto, salvo el tipo de horarios y asistencias más o menos aleatorias al criterio del alumnado, con la potestad de dirigir la conveniencia de asistir a una u otra clase, según el interés, ganas o la simple opción de iniciar un partido de futbol.
Las anécdotas por características y multitudinarias, pasarán a ser parte de otro relato donde pueda centrar mejor la ocasión y momento que dió lugar a que se produjera.
El paso del tiempo lo cura todo, y con los meses de inicio se formó una rutina estudiantil que ya mostraba aspectos más consecuentes con el aprendizaje y la enseñanza, pero a esos primeros alumnos que inauguramos dicha institución, no se nos quitó la tontería hasta bien pasado el curso, e incluso ni con la finalización del año académico.
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