lunes, 23 de febrero de 2015

PALABRAS EN BUSCA Y CAPTURA

                          franciscapageo.es Poemas automaticos.

                        
                                
Sigo jugando con las posibilidades y combinaciones que me dan las letras en su libre albedrío para alternarse y juntarse a la hora de decidirse a contarnos cualquier concepto, idea, argumento o conjunción de planteamientos, favorecedores todos ellos de una clara exposición de hechos o circunstancias que durante el discurrir del tiempo nos causan pensamientos para poder expresarnos. Y me entusiasma, me complace y también me facilita la vida, porque la fuerza de la expresión es un valor tan poderoso que me gratifica y satisface de tal manera que me hace sentir las palabras como algo propio y necesarias para mi existencia, (ésto es una obviedad, son propias y necesarias para todos; es como si dijera: las inventé y me pertenecen).
En realidad, las letras y palabras forman un galimatías tremendo sin control, todas perdidas entre ramales lobulares del entramado neuronal, pero la forma de distribuirlas es una concepción personal y meritoria que requiere una exposición de tal magnitud que puedan ser leídas con una determinada coherencia y coordinación. 
Adcjnteqsmo lku ñeqwn, gtramñli, ¿verdad? que la califú de contumeña es tal, Pascual. 
Está claro que no es pretensión mia el otorgarme ningún derecho ni declaración que me conceda algún merecimiento con mi escritura, pues si yo mismo no me la atribuyo, no lo voy a exigir a los demás; hasta el punto que ni a cuento viene el párrafo que aquí acaba, con éste de abajo, el chiquitín. 
Para escribir, al igual que en todas las facetas de la vida, como en la creación de cualquier forma o estilo de expresión, ya sea del tipo que fuere; se requiere preparación, estudios y sobre todo inspiración para poder desarrollar cualquier cosa digna de ser exteriorizada por el intelecto. 
Me conformo con lo que escribo y con lo que expreso. 
Claro que quiero más, la ambición escrituril está latente, pero sin muestras interiores de notoriedad, pues si tal ocasión se produjera y quisiera llevar a cabo, me tendría que esforzar en tal medida que rompería o variaría mi karma. Y no lo deseo. Mi karma es mio y no lo cambio por ningún otro.
El karma que nos administra las variaciones emocionales de la conciencia, ésta que nos lleva a dormir con todas nuestras acciones diarias, con la certeza de haberlas acometido con la mejor intención posible y carentes de malicia, habiendo resultado a disposición de la coyuntura que se hubiese dado en cada momento.
El que nos hace soñar con un mundo mejor, y con el cariño de los que nos rodean. El karma es una palabra para expresar el estado sensorial determinado por nuestras acciones; eso es, una palabra que engloba y determina nuestras sensaciones. Pero no tiene mayor trascendencia, solo se trata de una palabra; ni más ni menos. Podría haber utilizado otra que diera a entender lo mismo sin la facilidad de comprensión a como lo ha hecho ésta. Es tan conocida y usada, que solo su escritura da significado a todo un párrafo por muy extenso que sea, aún sin aclarar el concepto.
Expresa las mismas sensaciones que cuando te despiertas del sueño y no tienes nada detrás que te haga recordar lo que debes enmendar, porque ya soñaste con la conciencia limpia y tranquila.
Y no vas a dejar nada sin resolver, algo que te inquiete no haber realizado.
Aunque siempre habrá un beso que te reproche el no haberlo dado y el abrazo que no diste, se te echará encima apretandote el corazón hasta hacerlo llorar. 



   

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