Primeramente y sin dilación, lo más oportuno sería definir el significado de tal concepto o estado anímico que solemos nombrar como "felicidad", tan buscada y ansiada que está incrustada en el deseo del humano que no haya sido tocado, aunque solo sea un poquito de la perola.
La satisfacción, el contento y la dicha de las situaciones que en un momento dado de la vida, pasa por nuestros sentidos, haciéndonos ser partícipes de un estado mental agradable y acorde con la complacencia de nuestra conciencia, nos lleva a ser partícipes de sensaciones sensoriales que muestran una placidez espiritual que nos hace percibir las distintas situaciones que debemos afrontar con una empatía o positividad, acorde a nuestro estado anímico, que en el caso que nos ocupa, es de regocijo, gozo y, o deleite. Pues calificando la felicidad como estado mental, se deduce por lógica que ésta, será momentánea y con mayor o menor duración según se produzcan las situaciones que nos hagan cambiar de actitud y afecten a nuestro estado anímico, variándolo a una situación que por distintos motivos empeore nuestras percepciones. Dicho lo cuál, no debemos dar por hecho que el tipo de sensaciones placenteras que cada individuo siente o percibe, catalogando su estado de feliz; da por supuesto que la persona a la que nos referimos hace o es cómplice de actitudes positivas, pues la felicidad de cada uno va en sintonía con la personalidad y el carácter que definen sus actos para congratularse con ellos y encontrando la ansiada felicidad, que por ejemplo puede estar en joderle la vida al prójimo. Otro de los puntos o características a tener en cuenta, sin despreciarlas a la hora de catalogar un estado personal como feliz, es la situación psíquica relacionada con la salud y casos emocionales, que afecten a problemas sociales en los que se encuentre inmerso el sujeto en cuestión, para valorar su estado de felicidad en función de cómo es capaz de enfrentar dichas situaciones. Los problemas que haya que afrontar, sean del tipo que sean; aunque influyan en el estado anímico y resten valores a la consecución de la dicha, el carácter de una personalidad positiva, siempre valorará otros factores con más importancia en el momento de calificar su sentimiento con la vida, que rodea a todas las percepciones sensitivas y que le haga desechar su desgraciada circunstancia en esa situación determinada, positivando su actitud para poder superarla y sentirse fortalecido por como hace frente a dichas circunstancias, y por ello; junto a factores adyacentes que influyen y ayudan en su capacidad para discernir satisfactoriamente en torno a todo lo que la vida le plantea, se siente seguro y no es óbice su situación para sentirse feliz. La felicidad está dentro de cada uno, no importa que la situación sea de una forma o manera diferente a cada cuál. Lo que para uno vale, para otro no. Tan feliz puede ser la soledad para cualquiera, como la cantidad de amigos o gente circundante a su alrededor, la valore como necesaria para completar el círculo que englobe toda su máxima ventura. Distintos trabajos para satisfacer la emoción que cumpla expectativas y facilite la fortuna de llegar a la felicidad; las vidas en común de las familias, amigos, etc; mil variables que combinan para otorgar esa suerte, siempre será distinta para cada persona y su valor dependerá siempre de la personalidad y la preparación mental para afrontar determinadas circunstancias. Es una sensación tan subjetiva que la necesidad de contar con la participación de alguien o algo, algún elemento transformador del estado de la conciencia, haciendo cambiar ésta en el sentido más óptimo tambien lo será, según las necesidades personales que requieran en un momento determinado con una predisposición favorable a aceptar dichas ayudas, o acompañamiento más ecuánime, con el objetivo que se pretende desde el exterior para aumentar nuestra alegría o placer, si acaso es posible modificar. Personalmente y como ejemplo de lo que trato de trasmitir, mi situación contractual con la vida, me debería situar en un estado que para nada se relaciona con la definición que a lo largo del escrituro intento explicar, pero mi personalidad y la gente que tengo conmigo, hacen que me sienta feliz a cada momento que pasa, sin tener que negativizar ningún suceso de mi vida, lo cuál me da vitalidad y energía para tener esa sensación de felicidad. Y vosotros, ¿sois felices?. A vuestra manera seguro. Espero que lo seáis, pues el simple hecho de leer puede producir felicidad, mostrar una sonrisa en un momento determinado ante cualquier eventualidad favorable, e incluso la mirada de tu ser más querido puede recordarte que nada de lo que intente sustraerte la vida, vale más que sentirse amado por quien es el sueño de tu felicidad.
Ignacio Aldecoa Isasi, nació en Vitoria un 24 de julio en 1925, falleciendo tempranamente en Madrid, un 15 de noviembre del año 1969. Escritor prolífico que cultivó la novela, el relato y la poesía. Sus primeras publicaciones fueron dedicadas a la rima, aunque su reconocimiento y notoriedad vino de sus relatos y cuentos, obteniendo el premio de la revista Juventud, por el cuento "Seguir de pobres" en 1953, publicando su primera novela, finalista del premio Planeta en 1954, ""El furgor y la sangre". Perteneciente a la generación del medio siglo, donde el neorrealismo impera en sus autores, (Ferlosio, Marsé, Matute, M. Gaite... y otros muchos mas) plasmando las desgraciadas vidas del común de los ciudadanos, contando vivencias de los mas desfavorecidos en el reparto de las vidas que a cada uno ha sido asignada. Yo lo encontré allá por el año 1988-90, no recuerdo bien; un libro de bolsillo de cuentos completos, el 1; donde ya me capturó su estilo narrativo y los temas sociales, donde la miseria y soledad de sus protagonistas, hace percibir la cruda realidad de los años de la posguerra que se alargaron en el tiempo para desgracia de los menos favorecidos. Con el paso del tiempo fui adquiriendo toda su biografía, menos "Parte de una historia", que no se el motivo por el que aún estoy sin ella. En 1956, la novela "Con el viento solano" viene a aparentar ser la segunda parte de "El furgor y la sangre", que relatando en ésta la espera de la noticia por la muerte de un guardia civil; en aquella narra la angustia de un criminal acorralado por matar a una autoridad del mismo cuerpo de seguridad, del anterior libro. Dos años mas tarde, en 1958 publica "Gran sol", premio de la crítica, que versa sobre la vida de los pescadores de altura.Por último su novela "Parte de una historia", relata el protagonismo de un burgués, alter ego del autor; que se situa en una isla de pescadores y resolverá su adaptación a la convivencia, coincidiendo con los cambios sociales de la época. También existe la segunda parte de los cuentos completos 2, que ambos duermen a mi vera por si se me ocurre echar mano de una narración de un observador que describe cada detalle de los personajes y lugar por el que discurre la acción, dotándoles de una humanidad de la gente humilde y demostrando su ternura. Volver a leer alguna de sus obras , es común que me ocurra hacer de vez en cuando, al igual que con los cuentos. La generación de los 50, o niños de la guerra, como también son conocidos, toman muchas características de algunos de la generación del 98, haciendo suyas las críticas y denuncias de las miserias e injusticias sociales. Sin generalizar entre los autores, pero entre ellos y ellas tambien, se encuentran los mas asiduos y leídos por mi.
Mira que ya tenía planeada la disertación para el siguiente artículo; documentado, preparado y listo. Todo el material disponible para el desarrollo de tan magnífica exposición, preparada minuciosamente hasta el último detalle, todo tan pulcro, bien resumido en un texto claro, concreto y conciso, sin ninguna duda que hiciera plantear al lector cualquier desvío de la línea contextual, o enredo sobre cuestiones que le apartaran del entendimiento general del fin que se persigue, al intentar explicar cuestiones desconocidas, o por ser ya sabidas, darles luz y claridad para la comprensión del tema a tratar. Siendo el principal motivo de todo texto integrar al lector en el relato, aparentando ser un personaje mas o incluso interactuar como el narrador que muestra un estado o pensamiento, simulando una forma o manera de ser y comportamiento del lector, reflejado en el escrito con mas o menos acierto, pues cada personalidad adaptará el guion a su conveniencia para no sentirse fuera de lugar en dicha narración. El esfuerzo que uno realiza con empeño y dedicación para que un trabajo u ocupación madure con la satisfacción requerida, se basa principalmente en el conocimiento por parte de los demás; ya sean lectores, asistentes a espectáculos, observadores o calificadores de actuaciones particulares; y si el oscurantismo o desconocimiento de lo hecho por parte de a quien va dirigido, no tiene sentido efectuar ningún acto encaminado a su difusión si no hay quien lo valore, por regla general, que ya sabéis que a mi plín que duermo en camilín. Y de ahí, todo lo que se ha hecho para después anularlo, deja una sensación de vacío y decepción muy difícil de superar, pues la voluntad sufre espasmos de cólera, rabia y hasta la eliminación del pensamiento para volver a intentar ejecutar acción parecida o similar al suprimido, dejando un poso de insatisfacción difícil de superar. No miento, ni intento esconder mi inutilidad para ofrecer el artículo acostumbrado, pero por motivos que no vienen a cuento ni al caso, ni interesan; todo se ha ido al guano cuando he intentado publicar. Creo que para ser viernes, libres ya de obligaciones contractuales de cara al fin de semana, casi final de mes y listos para la paga a quien le sea bendecida esa acción del parné con la regularidad deseable, o aunque no lo sea, que algo le caiga para poder subsistir; pues como iba diciendo, la metí (la trola) y me fuí corriendo.
Cuando la mañana llegó, escurriéndose entre tinieblas, campando por la dehesa; la claridad era tenue y el sol, agazapado, intentaba adivinar la silueta del horizonte.
En una alborada de frías tonalidades, la humedad nublaba las encinas y envolvía el robledal; resguardando al toro negro y cercando a la yegua pajiza.
Tumbado junto al arbusto de la blanca jara, escondido de la bruma, cubriendo el cuerpo junto a la áurea manzanilla y acurrucado en los cortos brazos del pasto; la niebla acariciaba dulcemente el rostro de un chaval, que parecía camuflarse en armonía con el entorno; haciendo notar su fría madrugada.
Al despertar el joven, pensó con dificultad. Le costaba relacionar ideas sobre todo aquello que le había sucedido. Sin encontrar argumentos certeros, la duda acampó entre dolores y quejidos. Su pensamiento, transitó por desviaciones que le condujeron por caminos desconocidos, saltos de un tiempo a otro sin relación alguna, que intentaba suprimir para no ahondar más en la confusión, concentrando la razón en un objetivo claro para no perder el juicio.
Reflexionaba sobre cómo afrontaría las dificultades que estaban ya presentes y las que sin duda, darían lugar a otras venideras, siendo consciente de que el mayor problema lo tenía allí y en ese mismo momento.
Advirtió rápidamente que nada podía hacer al respecto, pues su dependencia de otros era total. Estaba roto y perdido.
Recostado sobre los sueños aún, se veía ya en ese maravilloso mundo, donde las oportunidades se ofrecían lícitamente a quien quisiera optar a ellas, sin ofrecer la pleitesía al patriarca del clan, de aquél de quien marcaba una larga distancia.
La esclavitud de su tierra, le hizo vivir sometido a las voluntades individuales de los poderosos jefes del grupo y sus adeptos, humillando y menospreciando su capacidad; hasta que empezó a correr sin parar.
Los recuerdos atormentaban su mente hiriendo aún más el espíritu, destrozado por el amargo final, oculto en la oscuridad y hundido sin la llama de la alegría, castigado por el látigo de la incertidumbre, que azotaba el corazón, abriéndole llagas de amargura, aplastado por la gran piedra de la mentira que iba derribando cuantas ilusiones se levantaban.
Lentamente, enumeraba opciones a las que podría optar nada más cruzar la estrecha lengua de gato, aquella que formaba el mar para separar dos formas de vida tan dispares, diferentes y a la vez tan cercanos, que era inconcebible asegurar que pertenecían al mismo mundo.
Le parecía increíble que en esa pequeña distancia que separaba una orilla de la otra, se abriera semejante abismo, otorgando a cada grano de arena de distintas playas, un valor irreal y despreciable, convirtiendo la diversidad de la gente, en especie con signos de calidad, por el mero hecho de haber nacido en distintos lados del mar.
Confrontaba un rostro marchito quemado por el sol desértico, con los semblantes resplandecientes y radiantes, que dibujaban el límite del paraíso, dándose cuenta de la injusta existencia a la que estaba condenado por nacimiento.
Contrastaba la diferente luz que irradiaban de sus miradas con la suya que iba apagándose. Y se lamentaba del infortunio entre gimoteos, sollozos cansinos, sin esperanza real de verse a salvo de aquella situación. Prácticamente, ni podía permitirse el lujo de hacer aparecer los escasos sentimientos que aún conservaba para llorar.
En una leve sensación de lucidez, aparecida tras verse entre los primeros rayos solares, que incidían sobre sus facciones; le mostró la realidad, dañando las heridas, tanto físicas como sensoriales.
Pero Ahmed, odiaba la cruda existencia a la que se veía sometido, e introduciéndose en la fantasía, intentaba doblegar la capacidad para discernir sobre todo lo ocurrido y se imaginaba la dulce cara de Yamila.
Sin discernir claramente la invención de la realidad, vio asomar como aparecidos de la nada, varias personas acercándose desde un plano superior al suyo con una amable sonrisa y voces calmadas, interesándose por él. Le auxiliaron, y su cuerpo tendido por fin se sintió seguro.
La reestructuración del blog que tenía pensada con nuevas secciones, sigue en marcha. Me surgen ideas espontáneas, por arte de birlibirloque, creo que con nuevas iniciativas y diversificación de los temas a tratar, llámese o digamos que dentro de la gran cultura sin capacidades específicas o cátedras sin ninguna titulación. Como les ocurre a la mayoría de los que solemos comentar o estamos dispuestos a meter el gambón en cualquier charco que esté disponible de ser pisado; le daría a ésta bitácora mas dinamismo y oportunidades para ser referente mundial de la palabrería y el tostón, cosa que ya va tomando posiciones entre las menos atractivas, de la que esa aspiración es una meta que nadie desea pasar la cinta, pues verse entre lo menos agraciados del mundo opinador y cotilla, tampoco es gusto de uno Si, ya sé que me importa un mojón la estadística lectora del panfletillo éste, que por cierto me dan la posibilidad en su configuración de ganar dinero por medio del blog, haciendo no sé qué cosas. Pero yo gano con la sola práctica dactilar del pensamiento funcionando, y redactado, aunque solo sea para despejarme y hacer algunos estiramientos dediles. Parece fácil, pero no lo es. No me refiero al escrituril que plasmado se queda aquí. Estoy definiendo la actitud y disponibilidad que determina una voluntad cansina, porque hay días que no está el dedo sincronizado con el resto del cuerpo y mente. Junto a los factores medioambientales, que influyen de una manera determinante a la hora de establecer horario y posición en el despacho, para atender todas las solicitudes que se puedan plantear. Ayer me pasó. El yuyu fue transitorio y sin secuelas, pues al recordarme que mi cabeza está mas despejada sometiéndome a la dictadura letreril, la incongruencia de la obligación para sentirme mejor, es equivalente a las actividades diarias a la que nos sometemos con otro orden de situaciones, como el comer, trabajo diario, jugar en los columpios, o haciendo castillos de arena en el parque; qué se yo, cualquier rutina que nos haga sentir mejor durante el día y que sin ella, tal vez nos sintamos diferentes y en otra sintonía respecto a la normal convivencia. El verano ya comenzó y la disponibilidad personal está en cuestión, tanto del escribiente como del lector, pues la cabeza está haciendo planes, movidas que hagan nacer otras rutinas, y desconexiones de las situaciones actuales, por lo que ya veremos cómo resulta el tema a partir del primero de julio, fecha que será recordada por todos porque será el comienzo de otro mes. Y toda la vida igual, repitiendo días, meses, estaciones temporales, años con su primero de enero y su fin de traca con las uvas, besos, abrazos y despedida añal (entiéndase año), otro flash de esos raros que me dan al ver una palabra encontrada (ni caso, rollos míos). ¡Qué vida de la marmota!. Si por lo menos vinieran extraterrestres a enseñarnos algo, o nada; solo a conocernos. Joder, que no soy capaz de terminar la charla y me da no se qué pirarme así, por las buenas, sin dejarles un mensaje o reflexión filosófica que pueda hacer su vida mas desgraciada. Es lo que suele pasar cuando se va de listo, que los consejos no suelen causar efecto y si los causa, es para joderte la decisión, y luego no se reconoce que se te dijo tal cosa. ¡A mí que me registren!. No sé si aliguerar e irme por patas o irme sin mas... o menos.
No todos los días pueden ser idílicos con las palabras, y como ayer no se hizo ni el güano, hoy no tengo artículo, ni ná de ná. Lo de artículo es un decir, por nombrar el churro que plasmo cada vez que deletreo. Y hoy, por ahora, en éste momento, la verdad es que no me da la gana soltar una parrafada y solventar la cuestión con unas letritas que añada otro tostón a mis innumerables churros sin aceite ni azúcar. Así que..., me piro vampiro, que no tengo ganas ni de quitarme del teclado. Ya lo recompensaré con un rollazo de esos que no entiendo ni yo.
Guijo de Sta. Bárbara.rutascontracks.blogspot.com.es
Esperamos sin saber qué será lo próximo a lo que tengamos que enfrentarnos, avanzamos hacia donde la incertidumbre nos conduce, llegamos al lugar que nos suscita mas dudas, y sin embargo; afrontamos las situaciones con decisión y valentía, cubiertos de intenciones con miras a resolver y disponer la entereza para encauzar cualquier inoportuna circunstancia que en el camino nos encontremos.
Ante la adversidad, aparecen nuestras mas escondidas virtudes, que tras los hechos que suceden y se repiten como normales acontecimientos de nuestra existencia, solo tenemos que ser los protagonistas de esos momentos para poder valorar nuestra actitud ante tales eventualidades. Las distintas variedades de incidentes que con inusitada pulcritud, o consentimiento, o incluso hastío, estamos dispuestos a afrontar con un margen de decisión según nuestra personalidad; nos introduce en situaciones donde tal vez, tengamos que dejar lágrimas sin consuelo, dolores sin caricias, amores rechazados o abandonados sin posibilidad de abrazar, que requerirá de todas nuestras posibilidades, relacionadas con los sentimientos y las aptitudes, para poder afrontarlos sin caer en la desilusión de no haberlo intentado. A cada paso que damos, se nos plantea una afrenta con distintas soluciones, que según la preparación tanto física como mental, resolveremos de distinta manera. Y ahí, es donde entra a posicionarse la capacidad neuronal, adquirida durante los tres primeros años de nuestra existencia, junto al ambiente y entorno que nos ha hecho desarrollar más o menos dichas aptitudes de nuestro sistema periódico de elementos químicos, de los que estamos compuestos. Las distintas variedades de enlazar esos elementos, dentro de un ambiente propicio o desfavorable, determinará nuestras actitudes para enfrentar distintas situaciones, pero al fin y al cabo; todo ser elemental formado por partículas químicas en condiciones normales de "presión y temperatura", con las mismas características medioambientales, y de un mismo entorno, propicio para que la voluntad del individuo sea factible de realizar, otorga al ser humano, la capacidad de poder desarrollar todo aquello que se proponga, pues todos estamos capacitados para ello, dependiendo de nuestros gustos y esfuerzos que van implícitos en la voluntad de quererlo llevar a cabo, y conseguir lo que nos propongamos. Todos somos capaces de realizar cualquier planteamiento que sea capaz de ser realizado, solo nos faltan las condiciones favorables para que las circunstancias nos sean propicias. En la sucesión de acontecimientos, que sin pausa determinan nuestra predisposición a afrontar de una manera u otra dichos avatares, se demuestra la capacidad individual de cada persona, y la estima que cada uno tenga en sí mismo, será fundamental para llevar a cabo con éxito cualquier eventualidad que surja. Hay factores que no dependen de lo que estemos dispuestos a ofrecer. Causas aleatorias de distinta índole, de las que nuestra influencia es nula, o también, aquellas circunstancias que dependan de terceros y nada podamos hacer ante su ejecución, pero la actitud positiva del pensamiento en la satisfactoria resolución de los hechos en los que nos vemos envueltos, aportan un plus de emotividad y satisfacción sea cual sea el resultado final, pues no siempre se gana; y si se pierde, la preparación mental hará que la derrota sea menos dañina.
es.123rf.com Vamos a retomar la linea musical que tan abandonada estaba, y lo vamos a hacer al gusto setentero-ochentoso, (voy); es que a veces se me convierte la generalidad en una disertación a mis lectores que quiero hacerles partícipe de mis decisiones, cuando no hay nada de eso. Pues la música la pongo yo, y lo que digo, también lo hago sin necesidad de preguntar. Venga, al lío que me enrollo y no queda espacio para el concierto. Hoy me siento en la silla y variada va a ser la sintonía, pues aunque soy muy repetitivo en mis gustos tralariros, una amalgama de grupos y lo que salga, estará para la posteridad.
Vamos a empezar con THE POLICE:
Corriendo tras ellos DIRE STRAITS: Y pisándoles los talones SUPERTRAMP:
Un poco mas rezagados (por nombre), están YES:
Y por último, para finiquitar el artículo y la línea mas o menos del mismo género, acabamos con GENESIS.
La verdad es que son casi del mismo género, salvando algunos retoques me vuelvo a contradecir de lo dicho al principio, pero tampoco tiene mucho sentido colocar a grupos dispares en sonidos , que más da, ha salido así y vale, tampoco es esto una bitácora suprema del buen gusto y refinada como para no meter el cazo alguna vez. A mí me gusta, por tanto quien quiera escucharlo, aquí está.
Y ahora que mi vida da otro giro, ahora que me hace sentir la vuelta como nueva, comenzando otra vez a seguir la vereda que conduce al camino donde todo está por llegar, ahora la fuerza me supera y no me deja parar, el impulso es dinámico y mas enérgico que con anterioridad fue realizado; ahora, no puedo parar y tampoco mi deseo permite un retroceso ni pausa para descansar. Encauzados los sentimientos, el pensamiento aun sin reciclar, dirige los ritmos básicos que deben llevar a buen puerto la ilusión y la alegría que va produciendo el desarrollo de los acontecimientos, que no por esperados estaban destinados a suceder, aunque al final acontecieran de la mejor manera. Todo tiene cabida para sentir las distintas sensaciones que nos van produciendo las variadas circunstancias a las que debemos enfrentar. Que bien suenan las palabras esperadas, las escondidas con ánimo de aparecer para causar la dicha de encontrar la ilusión, la deseada esperanza que te haga soñar con un nuevo futuro, aún por iniciar. No hay nada seguro, pero un recorrido arduo, largo y duro, tendrá una respuesta ecuánime y proporcionada, para que todo suceda según las probabilidades, que aumenten la posibilidad real que se atisba en el espacio, y determinar la conclusión de un final feliz. El tiempo juega con las sensaciones y hace coincidir estímulos que varían determinados sucesos relacionados entre sí, o quizá es la mente inquieta ante los acontecimientos, que equipara distintas situaciones y trata de encontrarle una comparación igualitaria para establecer ante hechos distintos, los mismos parámetros y establecer un vínculo para tranquilizar el espíritu. Un espíritu dominador de los sentimientos, haciéndolos aparecer al lado de las coyunturas que se van dando, sin estridencias y con calma para que el estado emocional no sufra altibajos perjudiciales para el normal desarrollo de los estímulos vitales propios. Sigo caminando con determinación por la senda de la esperanza. Y no voy a parar.
Estoy hasta la bolla y los colondrones de toda la peña, que su única razón de ser es joderle el pavino al prójimo. Se celebran elecciones con resultados donde los pactos son una posibilidad real de que por lo menos, cambie un poco el panorama que no ha sido común durante el apogeo del bipartidismo, donde los dinosaurios de la transición franquista se repartieron todo el pastel, y ahora; descubierta la trama mafiosa y dispuestos los ciudadanos a despojarlos del poder, que entre engaños y marrullerías nos obnubilaron con cantos de sirenas, y nos mantenían en la inopia del tonto útil, que pasa de todo mientras no se vea afectado el bolsillo, se mosquean tachando los pactos de extremistas y antidemocráticos. Que viene el rojerío con los frentes populares a cortarles el pescuezo. Manda huevos que unos de los de mayor poder votante de la derecha rancia y mafiosa sea electorado obrero, con sus ideas racistas y protectoras del trabajo a costa del inmigrante que viene a comer y buscarse la vida, como hicimos nosotros en el extranjero o dentro del país. Me da vergüenza ajena contemplar el ataque organizado por medios y partidos, por unos tuits de hace cuatro años (malos y reprobables) dentro de un contexto de ciudadanos comentando asuntos sin ningún interés en su momento, y ahora a saco y con navaja. Mientras los fachas derechones han dicho y aireado comentarios que todos sabemos, y no pasa nada. País de gilipollas. Como nos dejemos pisar por ésta chusma, nos vamos otra vez a tomar por bullo, siempre agachando las orejas y con el rabo entre las piernas, salimos cada vez que la derechona pone en movimiento su maquinaria. ¿Y quien va a juzgar la gürtel?. Pues sí, habéis acertado. Un juez que fue pillado borracho y sin casco en su moto pepera, y gran ponente de FAES, donde Ánsar dirige; el señor magistrado don Enrique López y la señora jueza doña Concepción Espejel, gran amiga de la señora Cospedal, y miembro de la sala de gobierno del tribunal superior de justicia de Castilla La Mancha. Los dos miembros judiciales fueron nombrados al CGPJ por el PEPE. TOCATE LOS GÜEVOS. Creo que no me presentaré a ninguna elección venidera, pero ya me ando con el bolo colgando y protegido, no vaya a ser que ésta peña le de por recordarme algún día que yo fui culpable de obra y omisión, por mi culpa, por mi grandisima culpa, que siempre me han hecho sentir por renegar de los seres mas rancios y carcamales que existen y nos gobierna. Asco de vida. Como no nos demos prisa en echarlos del poder, nos van a joder vivos. Con lo vengativos y rencorosos que son, nos la hacen pagar por las buenas o por las malas. NO HAY GÜEVOS. ESTAMOS MAS CAGAOS ANTE EL FACHERÍO QUE SOLO SACAMOS LA CABEZA PARA DECIR: - A MI NO, A MI NO, POR FAVOR, HA SIDO ESE. Por lo menos tenemos un notición que celebrar: - la señora mayor aristócrata ella, no se presenta a la dirección madrileña pepera, se irá a descubrir talentos que sean buenos ladrones que es lo que se le da bien a la muy pija. Pues eso, quitarnos el careto de en medio y nos podamos relajar un poco. Danos una Esperanza por dos y pírate ya joder, qué mujer más cansina. Tened en cuenta que todo éste ataque de poder, se basa en la posible pérdida del gobierno en las próximas elecciones generales de noviembre, que por muchos votos que logre la derecha; la izquierda se ha dado cuenta que junta puede echar a la derecha mas karka de Europa, sin contar la extrema que tambien se esconde en el PEPE y nadie se queja, y ahora porque se rebelan los que están hasta los colondrillos, sacan las artimañas a las que están acostumbrados y les ha ido tan bien siempre.
Una alborada rara, nada usual, extrema y extraña para acomodarla a la visión normal coloreada de unos tonos claros, limpios de elementos ajenos al descubrimiento de la luz, acostumbrada al verde ajardinado y a la esmeralda arbórea, los añejos tejados cerámicos y al ocre deslumbrante del cereal, la nula presencia de la polución criminal. Despuntando el dia irrumpía la luz natural, entre luciérnagas de faros en movimiento y gases tenebrosos, encubridores de la claridad que pretendía asomar. Acaparaban la ciudad todos los brillos escondidos entre bloques de hormigón, que dejaban atisbar una velada confluencia de lineas cromáticas difusas salidas de una densa amalgama vaporosa que difuminando la llegada estrepitosa, entremezclada por las multitudinaria actividad que a tan pronto instante, recibía al transporte, en el barrio de ese arrabal. Plantándose frente al portal donde la vivienda estática, esperando ser habitada, cumplía la incógnita del destino. El ruido era seña de actividad, voces tempranas pidiendo material, encarrilando paneles, vigas y ladrillos a desempaquetar. Maquinaria transportando, bajando, subiendo todo lo necesario para trabajar. Cubriendo y cerrando los bloques encofrados, plantados entre forja y cemento, representando el auge de la urbanización, destinados a cambiar el panorama del paisaje que entre cereales y verduras daban a los colores matices que el ladrillo iba a borrar. Resolviendo planos dibujados para ordenar la estructura principal; abriendo calles, desplazando la huerta convertida en escombrera, cuadrando parcelas para ajardinar y esbozando los sueños de quien iba a habitar tan creciente expansión de la ciudad, de las variadas construcciones que en ese momento se elevaban por los cuatro costados de la población y de ellos, habían ido a parar a esa barriada, tan común y significativa como el entorno que las circundaba. Ocupadas algunas viviendas ya, asomaban unos propietarios las cabezas para ver, a quien acababa de llegar; las primeras salidas para cumplir las tareas encomendadas, las correrías para llegar a los lejanos colegios que algunos debían asistir, aún teniendo en la misma calle el que cobijará al recién llegado con plaza concertada con anterioridad, el movimiento del personal despierta la barriada, sonando las puertas de comercios, transportes de reparto y las voces anunciadoras del normal tránsito que determina el despertar de la ciudad. Dispuestos los enseres para desembalar las ilusiones, los recelos y las inquietudes; para poner en funcionamiento todo el entramado y ocupar donde se iban a alojar, la curiosidad morbosa campando por el ensanche de aquella ciudad, abría camino a todo tipo de cuchicheos, comentarios y sonrisas acogedoras, tan necesitadas de compañía. El pueblo queda atrás, solo el recuerdo lo hace vibrar y la nostalgia comienza su caminar, añorando nada mas llegar, la dulce salida del alborear.
Desafiar a la muerte como si nada. carga.argnoticias.com
He luchado lo indecible, lo que no está escrito y aún está por escribir; y ese que lo escriba será mi menda lerenda, que soy el que ha vendio el último pescao. No voy a entrar en detalles de cómo ha sido ésta cruenta guerra de poder, pues ya os podéis imaginar que en toda lucha donde se pelea por la supremacía y el dinero fácil, o sea tan facilón que no hay ninguno; y el turrón se ha ventilao en una disputa que ha tardado su tiempo. Se pudo comprobar que la página estuvo cerrada durante unos días, pues al no poder centrarse uno en la articulada diaria, y tirar de cheira para deshacerse de inútiles y chupatintas, lastre y lapas que se aprovechaban del trabajo del que les cuenta, pues no era cuestión de seguir alimentando estómagos agradecidos, que por traerte una "m" o una "s", ya se sentían con derecho a todo el honor que reporta un artículo entero y me deshice de ellos. Sí, les di matarile. También es verdad que mi creación intelectual se ha acabado con el último articulo "Colores tiznados", que lo coloqué como última bala de autoridad, para demostrar que el que ponía las pilas aquí era moi; y claro, después de tanta pelea y mantenimiento de cabeza en asuntos propios, que nada tenían que ver con la creación, me he quedado seco. Así que paciencia con las nuevas historias, aunque siempre hay algo que se pueda hacer para entretener al personal, principalmente a mí, que soy el que tiene el poder y puedo hacer lo que mas me plazca. Lo mismo me pongo a dibujar y os coloco alguna chorrada, porque como el arte es aquello de lo que alguien esté dispuesto a ofrecer por él, o valorarlo; y siempre hay alguien que le mola la propuesta planteada. ¿Habéis visto la exposiciones que se hacen en ARCO y otras movidas, donde se dan a conocer las creaciones (aunque son para llamar la atención y algo extravagantes)?. Cumplen el cometido de escandalizar al que pone el parné. Después de tanta lucha estresao me siento. Me parece que voy a ir dando por bullo al escrito y mas adelante iré dando mas labial al tema. Por cierto, voy dando pasitos que me llevan por buen camino. He dicho lo de pintar por si pintaba una pared de gotelé o se me ofrecía tirar unas líneas de seguimiento por el arcén, y otras cosas relacionadas con los colores. Bueno, ya se me ocurrirá algo. Por último agradecer la fidelidad y seguimiento que hacéis del blog, que aunque sé la de familiares y amigos que estáis ahí para que no me derrumbe y me dé el bajón. Siempre es un impulso comprobar la fidelidad que mostráis, incluso a es@s estadounidenses que siempre tocan la página, aunque sólo sea para reírse, y algún extraviado de cualquier país que se equivoca, aumentando las estadísticas para gloria y empavonamiento de mi ego. Ya me conocéis, haced lo que os venga en gana que seguiré con mi rollo macabeo, quitándome de la cabeza movidas que me lastran y me hacen no pensar en otras vicisitudes. Por cierto, voy a abrir otra sección con libros leídos y recomendarlos, así como autores. Llevo sin leer un libro desde primeros de año, cuando abrí el blog y sucedieron circunstancias que así hicieron que pasaran las cosas. No me centro, y lo que no puede ser, pues no es. Tengo mucho cómic para poder descargar, si es de vuestro gusto, haceros visibles, comentarlo y actuaré en consecuencia. Gracias, por todo.
Claude Monet. Est. de S. Lázaro. www.trenvista.net
Perdida la mirada, volando los sueños, inquietos los sentidos y el corazón brincando entre emociones; una tras otra. A través del cristal de la ventana, se percibía el dibujo en una imagen, de lo que con el tiempo dejaría de ser una rutina para sus ojos. Y pensaba que algo de ella, se acurrucaba abrazando a todo lo que se iba a quedar sin su presencia. Hacía recuento mental de las prendas y enseres que llevaría en su partida, hasta el nuevo rumbo al que dirigía las secuencias mundanas relacionadas con el domicilio, las costumbres y experiencias que la trasladaban con el viaje a la capital. Numeraba mentalmente la ropa interior, la de abrigo también, algunos complementos y vestuario imprescindible para no tener que volver la vista atrás, lamentando su olvido y transportando la melancolía por el camino de las añoranzas. Útiles de aseo. calzado, correaje y objetos que por su valor, tanto para uso como sentimental, nunca se desprendería de ellos. Tarjetas de crédito, documentación y libros; de éstos dos o tres para el comienzo de llenado en los tiempos muertos, duermevelas y momentos en los que por sus características, se encargaran de estimular las neuronas emplazandolas a un envite con la reflexión. Creía que lo indispensable quedaba amarrado en el interior de la maleta, el bolso y neceser; utensilios éstos que no deberían aumentar en cantidad, mas bien por la incomodidad que suponía el desplazamiento con un número elevado de objetos; pero nunca era suficiente lo que se deseaba llevar, y siempre quedaba olvidado, aunque únicamente fuese la evocación de un suspiro. Rondaba el pensamiento por vertientes de la memoria, que a través del recuerdo intentaba clasificar, y por orden de prioridades, destacaba los más importantes. llevando tras ellos a juicios e intenciones secundarios o nimios. Mil vueltas redundaron una tras otra, todas las ocurrencias que afloraban sin dar tregua, repasando todo lo hecho hasta ese instante. La intranquilidad se hacía más patente, según avanzaba la caída del tiempo ; rígido e impasible, demostrando la regia potestad del que nunca pierde, del que pasen los sucesos que acontezcan, sean cuales fueren; siempre acaba ganando; transcurriendo por las percepciones sin importarle lo más mínimo , qué sentimientos se transmiten en su camino. En apenas unos momentos, encaminaria su vida hacia otra ruleta, diferente mesa de juego con nuevas cartas. Distinto salón con jugadores extraños; en donde quizás le tocara una apuesta con clase, de categoría profesional; o tal vez entraría en una timba con las cartas marcadas y los dados trucados. De cualquier manera, el envite era fuerte. Aún no tanto el riesgo, pues nada llevaba que la hiciese temer algo para empezar de nuevo. Recorría su estómago una excitación agradable por la aventura emprendida, que lentamente hacía aflorar en el rostro, signos de euforia que contrastaban con un pequeño desánimo ante lo desconocido. Probablemente, no tenía todo controlado, y sin embargo, la preocupación ante los prolegómenos de la salida del viaje, era escasa. Los planes trazados, aunque tal vez un poco precipitados, estaban afianzados a una determinación inequívoca y casi irrenunciable. Con el camino iniciado ya, iban quedando atrás, como plasmados con óleo sobre tela, la gran avenida y el bulevar central, donde paseara tantas veces arriba y abajo, la cómplice sonrisa de las miradas esquivas, el inocente vuelo de los ademanes tímidos y asustadizos, ante la perspectiva de una leve insinuación, correspondida con el frágil deseo de la ensoñación, amedrentada por la duda; o la alocada carrera de una ilusión, empujada por el perfume encubridor de la adolescencia incipiente, de los jóvenes corazones, refugiados en la ingenuidad de los sentimientos. Cada lugar por donde transitaba, la golpearon los recuerdos que tan escondidos estaban, alborotándolos de tal manera, que la excitación se hacía presa de los sentidos, confundiéndolos. Varios giros entre el laberíntico callejero, la apercibieron de su paso por el parque, donde el inconfundible olor de las flores y la vegetación, la retrotraernos a los juegos de la infancia; bellos, pulcros y cándidos; como el primer acercamiento sugerente de la fantasía, como la mano que ofrecía una caricia de terciopelo y revolvía el cabello bajo el aliento del cariño. Las persecuciones interminables detrás de la fábula del cuento, donde la princesa era agasajada y envuelta en la quimera de la imaginación. Al vuelo recogio, para llevarlo consigo, la aproximación de su niño, que sigilosamente aparecio en las imágenes retrospectivas del momento más dulce de la inocencia, aquél donde la sublimación de los afectos, se veían involucrados con la pureza de los gestos, dando como resultado, una imparable catarata de emociones, entusiastas alegorías del futuro y de un inquebrantable poder sobre todo proposito, favorecido por la maravillosa conjetura de la invención y la ternura arrolladora que iluminó el cándido beso robado, dado entre simbólicos y entrañables halagos, recogidos en una expresión insólita y desconcertante, dentro del caudal de percepciones inéditas que fueron apreciadas en aquél momento. Todo quedaba muy lejos, como si no hubiese pasado. Allí se quedaban la alegría, la tristeza, la amistad y todas las huellas de su vida, agazapadas tras las nubes de golosinas, engullidas por el olvido y acorraladas por el desaliento que las impidió progresar por el cauce de la evocación. De ese modo QQel tiempo volvía a vencer. Demostraba la inconsistencia etérea de las sensaciones emotivas que soportaba el espíritu, la frágil estabilidad donde se balanceaban las voluntades, la debilidad manifiesta de la pasión, que no podía resistir el entusiasmo de los sentidos, aturdidos ante tantos indicios turbadores de la conciencia. Así se manifestaba el señor del tiempo, apartando de un plumazo la visión de un pasado no tan lejano, destruido por el abandono. Los sonidos, el olor característico de la estación de trenes, y los colores adyacentes del entorno, la situaban en otra magnitud de la reflexión, abstrayendola en diferentes consideraciones ante la inminencia de la marcha y que la introducían en cuestiones relacionadas con el viaje. El espesor de la tiniebla se mezclaba con la atmósfera especial y protectora que cubría a María en su entrada al vestíbulo. Caminaba con seguridad en el porte, con la cabeza alta, la vista observaba y controlaba, considerando en cada persona un mundo, adjudicando las particularidades innatas en cada una de las más próximas que abstraídas con los quehaceres personales, inventaban otro universo donde sólo tenían cabida los intérpretes de su creación, aun afectando a las distintas trayectorias que se entrecruzaban, mezclándose e influyendo en la propia corriente que nada o poco podían hacer por impedirlo. Luego, la contemplación estaba inmersa en los sujetos que se movían en el escenario de partida, que sin quererlo ni desearlo, encauzaban la expansión de vibraciones, distribuyéndolas en esa atmósfera que todos respiraban y de la que nadie podía prescindir, pues era la que orientaba todas las actuaciones del procedimiento aleatorio y caprichoso, dando lugar a acontecimientos insospechados, mas no por ello, queridos por el raciocinio. Intentaba ponerse en el lugar y las circunstancias de los individuos a quienes mira, preguntandose y respondiendo a la vez de una forma automática, demostrándose que en la realidad, no difería á en mucho unas vidas de otras; la suya en particular, pudiera ser la de cualquier viajero que allí se encontraba. Imaginando, interpretaba los pensamientos, desarrollando varias posturas que la situarían en el inicio de la argumentación, ya que el postulado se basaba en el comportamiento de la condición humana, y siendo genérico para todos, podría estar en la piel de cualquiera. Tal vez la incomodó el cambio de asiento que efectuó con otra pasajera que solícitamente se lo había pedido, pero no en grado sumo como para que ese gesto, lo contemplara como una interferencia en sus cavilaciones. El viaje estaba iniciado y la atención requería otras consideraciones en las que poder descargar toda la tensión que el cerebro irradiaba, en menor o mayor medida, según los pormenores a los que se había visto sometida hasta dar con el cuerpo en aquél sitio del vagón. Sentía como una liberación al descansar el cuerpo, se acomodó junto a la ventana comprobando la ganancia con el cambio. Pretendía distraerse con algún artículo de ocio de los que disponía. Se colocó unos auriculares para escuchar el transistor, y fue ojeando unas revistas de distinta temática, que había adquirido en el puesto de prensa de la estación. No consiguió centrar la atención en la lectura, ni en sus imágenes; alcanzando su interés, las páginas del periódico que la informaban de la crisis internacional ocasionado por el desarme iraquí, así como las noticias relacionadas con los accidentes de circulación ocasionados a raíz de la vuelta de las vacaciones navideñas. Lectura ésta, que la causó un desaliento emotivo que la hizo cerrar las páginas del periódico y reflexionar sobre la fugaz estancia de la vida. Procuró seguir las imágenes del televisor oyendo su radio, sin conseguirlo al tratarse de una película y ver ésta sin sonido no la atrajo. Desistió de la ocurrencia por inviable y optó por ir a la cafetería para descargarse del aburrimiento que la ocasionaba la monótona singladura que el tren desplegaba entre los anónimos ocupantes. Mientras consumía el refresco de cola que había pedido, buscó acomodo en un taburete, contemplando el paisaje por el amplio ventanal que invitaba a la reflexión, ausentandose momentáneamente del escenario donde actuaba y protagonizaba una escena que hasta ese instante se desarrollaba según el guión establecido. El campo llano y fértil de la huerta, le iluminaba los ojos de colores, difuminados por la fría tarde de un cielo grisáceo, que ya aventuraba su retorno a la oscuridad empujando lentamente a la luz. Mientras que ya se veía inmersa en la ruta hacia lo desconocido, afrontaba de una manera más acentuada, el vacío que iba dejando el primer indicio de la soledad. Una separación consciente y sensata del entorno, que llevaba como premisa la aflicción de los sentimientos, la incipiente nostalgia del pasado y la evocación inequívoca de los seres queridos, de la tierra; que se iban quedando rezagados en la carrera progresiva de las ambiciones. Entendia la marcha como algo natural en el devenir de las circunstancias, queriendo comprender la duda ocasionada en el círculo familiar y de amistad, que no veían motivos suficientemente claros para ésta despedida. Tras de sí, dejaba un mundo de cariño y buenas intenciones, que laboriosamente podría sustituir por otras más enriquecedoras; pero el alma inquieta exigía descubrir nuevas distancias, luchas ajenas, también derrotas, nuevos encuentros de valor, de osadía, un nuevo estímulo que la hiciera levantarse de los templos ya construidos. Necesitaba darle impulso al corazón anquilosado por la costumbre de una situación cómoda, redundante en la satisfacción anodina, sin atractivo. Con el imparable avance del gran gusano metálico por las sólidas guías de acero, progresaba el objetivo deseado, al alcance de la convicción mostrada en el empeño del cambio. Se trasladaba hasta su asiento en el vagón asignado y percibía, cómo perezosamente se alejaban los últimos destellos de la luz tras las nubes, robando la claridad del día. Pisaba la oscuridad a la cola del tren, aunque no intervenía en el estado anímico de la concurrencia, por la iluminación de la luz artificial que les hacía falta para sentirse confiados y entregados en sus actividades. La televisión seguía mostrando imágenes sin voz, que algunos pasajeros observaban con atención enganchados a los auriculares. Dos aparentes ejecutivos manejaban datos y pulsaban constantemente un ordenador portátil, como si estuvieran todavía en la oficina; un niño pequeño enredaba con su madre para intentar suprimir el cansancio que al menor le ocasionaba el viaje, con palmadas, le mostraba juguetes y distraía su atención con algún objeto llamativo, sacando de la imaginación cualquier ocurrencia para que no alborotara y molestase. Se escuchaba la conversación de dos señoras hablando sobre los motivos de su viaje, una de ellas era la mujer que anteriormente permutó su asiento con María. Apareció el interventor de improviso y mecánicamente fue objeto de la atención mayoritaria de los presentes, forzando en éstos, la búsqueda del resguardo que les situaban allí donde estaban. Rápidamente se dejaban ver las carteras de documentación, tarjetas de identidad, monetarias. Las cremalleras corrían velozmente; la actividad que antes dormía plácida, despertó a los viajeros, que verificaban el lugar escondido o próximo donde había guardado tan preciado boleto que otorgaba un número y un servicio. El agraciado uniforme del operario ferroviario causó en la chica una muestra de simpatía, proporcionando una moderada templanza al flujo de designios que alborotaban las ideas. Aceptadas las características del empleo donde iba a ejercer sus aptitudes, y considerando que la vivienda se la ofrecía su hermano, precisamente cercana al lugar de trabajo donde iba a iniciar el recorrido de todo lo nuevo que acontecería. Esencialmente, eso es lo que ella quería. Otras historias en distinto lugar. No veía el por qué le iba a ir mal. Confirmando la experiencia adquirida en la profesión que desempeñaría, y la aceptable responsabilidad que otorgaba a cada caso en que la había tenido que aplicar, se veía ejerciendo satisfactoriamente. Joven, bien parecida, empleando un término modesto para no alterar el ego; que ante nuevas situaciones precisaba tranquilidad y reposo, por lo que pudiera pasar. Y simpática. Eso no se lo negaba. A fin de cuentas, no debía faltar ni sobrar para que el resultado fuera justo, porque si no; la operación traería como consecuencia un error y el remordimiento aparecería, recriminando los hechos, regañando el intelecto por tan poca consideración con una misma, causando malformaciones ilusorias que darían al traste con la proyección de los deseos que se intentaban conseguir. Aunque la verdad mostraba que la realidad era eso, una malformación de todas sus ilusiones. Llevaba una esperanza prendida del corazón. La seducía sobremanera, la emancipación física de las personas, y del entorno urbano; que la retenían instintivamente a una vida regalada, pero en absoluto querida; y estableciendo una paridad, no estaba dispuesta a verse enquistada en un mundo donde todo aquello en lo que ella soñaba, lo iban alcanzando otras personas, limitándose sencillamente a observar cómo lo hacían. Eran claras las intenciones y disponía una predisposición favorable que reunía las circunstancias que facilitaban y alentaban a su vez la marcha de casa, pues la realidad no daba más de sí. No importaba que fuese cautelar la autonomía a la que iba a acceder. Necesitaba el apoyo de Juan y en él se recostaría, junto a la mano tendida de una sonrisa. Acercándose estaba el revisor, comprobando el billetaje de las dos señoras, que seguían sin pausa el relato iniciado al emprender el viaje. -Buen viaje. – Dijo el hombre uniformado. Estrepitosamente, un ruido ensordecedor precedió al desorden que ocasionaron los saltos y golpes involuntarios que los ocupantes sufrieron por la fuerza con la que se expresaron la gravidez junto a la velocidad. Nada se pensaba. No había lugar para el entendimiento. El sentido abandonó la conciencia y donde antes campaba la armoniosa sintonía de la quietud, ahora ocupaba su lugar el grito desgarrador, el quejido aullado, el dolor que emergió de cuerpos quebrados, violentados por la atronadora convergencia de factores dañinos causantes del accidente. Apareció la incredulidad brincando de rostro en rostro, todos desencajados, ensangrentados la mayoría, rotos, semblantes anonadados, estupefactos e inconscientes; caras desposeídas de la alegría, fatalmente desamparadas por el gozo, desgraciadamente conducidas hacia el dominio del infortunio, donde suele habitar el desastre, jactándose de su enorme poder. El caos tejió una gran tela de araña, recogiendo la disposición de personas, objetos y maquinaria; lanzados cual símil del juego con cubilote y dados, proporcionando una trágica visión a quien pudiera alzar la vista. Las nefastas consecuencias eran reales, aunque la imaginación trataba de engañar a la conciencia, mostrando alucinaciones y delirios inconexos, rocambolescos e inconcebibles. María no se ubicaba con respecto al lugar donde antes se encontraba. La sangre manaba de la cabeza pintándole con lágrimas rojas una parte de la cara. Un brazo magullado y más dolorido estaba con los huesos rotos, bailándole la mano incongruentemente. El terrible impacto dejó en su cuerpo fuertes e inaguantables dolores, con gran dificultad intentaba sentarse en el suelo, apoyándose en un objeto que no reconocía, a su lado vio una tarjeta de identidad con la foto de la mujer con la que había cambiado el asiento; la cuál, yacía junto a su amiga, las dos fallecidas, entre el amasijo de metales causado por la catástrofe. Ignorando tal hecho, se congratuló de seguir con vida, alentando en su corazón el deseo de que el suceso hubiese sido lo menos pernicioso posible para el resto de viajeros. Observó y contempló, cómo a su alrededor danzaba con total desparpajo la desolación, esparciendo sobre todas y cada una de las personas allí presentes, la inquina de la calamidad. Pobres rostros, desdichados cuerpos, infelices miradas; que no lograron acertar la pregunta ante la visión de esos ojos obnubilados que ofrecían tan devastadora contingencia. Pobres lágrimas, desdichadas heridas, infelices anhelos; destrozados por el inoportuno cruce de voluntades nefastas y desgarradoras, que aparecieron sin aviso de llegada y una presentación aunque conocida por su brusquedad y efectos, nada deseable. Pobres sonrisas, desdichados lamentos, infelices venturas; ahogadas por la sinrazón de lo previsible. Cubriéndose el rostro, lloraba desconsoladamente, intentando comprender la jugada del destino que sin explicación alguna y por sorpresa, pretendió terminar la partida en su primer movimiento, dando jaque mate.