
Para los paisanos. En la Orquesta, toca un instrumento reciclado, J. Antonio Avilés. A ver si le reconocéis.
Estoy a piñón fijo. Mis quehaceres diarios, me impiden continuar con el cuento de María Sarmiento que estoy llevando a cabo para la publicación de mañana, (por hoy) y como la inspiración no surge cuando la llamas, y el tiempo escasea para poder hacer un relato que cumpla con mis deseos de buen pagador, mi primer acto será no deberles nada, ni dejar sin pagar una ronda o cuenta que haya sido consumida por expresa invitación mía, y para que eso no suceda, no debo invitar. Así luego, no salgo diciendo que voy a mearla, pirándome y dejando al personal encalomao a la barra con la sensación de haber sido presa del mas burdo timador, con el truco de la estampita o cualquier otro, dejándoles con un par de narices y los mocos colgando.
Ya habréis podido comprobar la hora de publicación del concierto del Bowie. Ha sido tardísimo, alejado del común horario que tengo como norma publicar mis escritos.
(De lo dicho, no lo tengáis en cuenta. He cambiado el vídeo, pero como no quiero borrar, dejo el párrafo y ahora, aclaro el malentendido. Morralla)
Pues bien, he tenido ronda informativa y conocimiento de asuntos concernientes a temas de la vida en general, que se mueve de un lado para otro, retorna a estados anteriores, supera barreras, estabiliza los parámetros vitales, desarrolla conductas propias de seres en movimiento que se destruyen, crean y acuerdan vivir juntos aunque no se lleven bien, o se separan llevándose peor, o no juegan mas juntos a nada, o se juntan para hablar de lo que construyeron, o no hacen nada; si es que de la vida te lo puedes esperar todo y nada; pero si nada no se ahoga y puede salvar al que no nada que se está ahogando, como yo que no nado de nada y el que nada de nado no se mete a nadar.
Pues bien, he tenido ronda informativa y conocimiento de asuntos concernientes a temas de la vida en general, que se mueve de un lado para otro, retorna a estados anteriores, supera barreras, estabiliza los parámetros vitales, desarrolla conductas propias de seres en movimiento que se destruyen, crean y acuerdan vivir juntos aunque no se lleven bien, o se separan llevándose peor, o no juegan mas juntos a nada, o se juntan para hablar de lo que construyeron, o no hacen nada; si es que de la vida te lo puedes esperar todo y nada; pero si nada no se ahoga y puede salvar al que no nada que se está ahogando, como yo que no nado de nada y el que nada de nado no se mete a nadar.
Y así están las cosas, que si tuviera un poquito de inspiración, ahora seguro que ya tendría terminado el relato que estoy, estaba, estuve y estaré preparando, para mejor ocasión en el que se me ocurra, cómo seguir el guión al que debo someter mi inteligencia, menoscabada por una confluencia de situaciones que claramente mermaron, merman y restan al cortar mi relación letreril, que ya está llegando a su fin. Cerquita está el momento en que les deje en paz, aunque seguro que pocos hayan aguantado el segundo párrafo, o párrafa que suena mejor, Hay que ver lo que la picha estira, y no es broma que parece de goma. Y es que cuando se sube la sangre a la cabeza, uno ya no sabe ni que mano usar.
Por cierto, y aunque suene a falso de falsete, de poca palabra, de medio hombre en la mitad baja de la tabla, donde cortan por lo sano; he de decir en mi defensa, que últimamente voy fácilmente de un pensamiento a otro sin motivo aparente, pienso en todo como una persona normal, no tengo obsesiones, ni fijamientos, descansando la conciencia plácidamente; así, tan tranquilo me siento.
El neurólogo que me hizo la resonancia detectó una reseña del golpe que me di en la cabeza cuando tenía trece años, al caerme rulando con la bicicleta.
Por cierto, y aunque suene a falso de falsete, de poca palabra, de medio hombre en la mitad baja de la tabla, donde cortan por lo sano; he de decir en mi defensa, que últimamente voy fácilmente de un pensamiento a otro sin motivo aparente, pienso en todo como una persona normal, no tengo obsesiones, ni fijamientos, descansando la conciencia plácidamente; así, tan tranquilo me siento.
El neurólogo que me hizo la resonancia detectó una reseña del golpe que me di en la cabeza cuando tenía trece años, al caerme rulando con la bicicleta.
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