www.Francisca Pageo. misspaq. Collage.
La noche andaba dando tumbos, alejándose del día que finalizaba y acercándose al nuevo que comenzaba la madrugada entre bostezos y acunando al que acababa de cerrar los pequeños ojos, el más chiquitin de la familia, Adrián; que jugueteando acabó en los brazos de su padre Felipe, tan cansado que ejerciendo de juquete con su hijo, aún sacaba energía para ofrecer a su crio. Con su hijo en brazos, intentaba conciliar un sueño, esperado tras una dura jornada de preocupaciones, desilusiones y falta de soluciones que poder ofrecer a sus niños y a la pequeña Alba, con Josefa también harta de tan desgraciada existencia, luchando ambos por abandonar tan tétrico lugar y sacarlos de tan dañino estado, donde la vida no tenía ningún valor, mas allá del que estuvieran dispuestos a ofrecer cualquiera de los capos mafiosos de la droga y delincuencia que sin control ni ley, imperaban amenazantes y llenos del coraje y la audacia encubridora del miedo, que les era otorgado por las armas y el grupo de secuaces organizados en torno a la violencia, controlando todo lo que sucediera por las calles de las viviendas en aquél barrio donde los mas desposeídos de las condiciones normales y dignas sociales de convivencia, debían malvivir.
La luna en su máximo esplendor, se mostraba tan clara y hermosa que iluminaba los sueños de Alba, dormida ya y danzando entre las estrellas escondidas tras unas nubes de algodón.
No se percibía ninguna luz en el oscuro rincón cubierto en un sucio soportal que entre escombros y basura tenía como escenario la reunión de un grupo numeroso de jóvenes y no tanto, de una de las bandas organizadas que pretendía ejercer el control de toda actividad ilegal y de amedrantamiento sobre la zona que habitaban, discutiendo y resolviendo los próximos movimientos que iban a acometer sobre otro clan organizado y que tenían una deuda pendiente por liquidar. Y ese momento estaba a punto de producirse.
Felipe ya había dejado a Adrián sobre su cama, en el mismo dormitorio donde su hermano Juanillo, de nueve años dormitaba desde hacía mas tiempo, habiéndose ido a dormir cuando su hermana, que lo hacía en otra habitación junto a la de sus padres, donde ya estaban los dos dispuestos a afrontar otro día tras un merecido descanso y sueño reparador.
La casa a oscuras y la quietud de los niños dispuestos como muñecos sobre las camas que les adormecían plácidamente, bajo el silencio nocturno alumbrado por la claridad de la luna resplandeciente, que vio iniciar el movimiento del grupo reunido y dispuesto para iniciar su venganza.
Cruzaron la plaza adyacente, con todas sus farolas sin luces y con las cristaleras protectoras de las bombillas, rotas. Según avanzaban se desplegaron los seis hombres y una mujer frente a unas ventanas de las viviendas de la planta baja de uno de los edificios que cercaban la plaza y sacando las armas que portaban, iniciaron sin dilación un sonoro y ruidoso tiroteo en la misma dirección, sobre una de las ventanas que supuestamente pertenecía a la familia que debía el pago de una remesa de droga, que los atacantes les habían proporcionado, sin recibir el consiguiente pago monetario de dicha entrega.
La descarga de disparos fue violenta y atronadora, rompiendo el silencio durante unos segundos hasta vaciar los cargadores de munición de las armas cortas y alguna escopeta de caza, que una vez consumida la acción, el grupo abandonó el lugar, dejando la ventana a la que dirigieron sus disparos destrozada, como el frontal circundante de ella, agujereada como testigo de lo ocurrido allí.
Alba yacía muerta con un disparo que le entró por la espalda y que tuvo como salida la cara anterior del tórax, afectándole los pulmones y las arterias del corazón.
Sus padres resultaron heridos, sin riesgo de la vida, al oír tan tremendo escándalo y dirigiéndose hacia la habitación por la que el sonido era mas fuerte, allí donde dormía Alba para no despertar; resultando alcanzados también por la continua cantidad de disparos. Siendo sus hermanos los únicos que salieron ilesos de la brutal descarga de balas de distinto calibre, destrozando la vida de unos inocentes marginados y desgraciada familia, por las consecuencias de una acción dirigida a sus vecinos, cuya ventana permanecía intacta.
La noche andaba dando tumbos, alejándose del día que finalizaba y acercándose al nuevo que comenzaba la madrugada entre bostezos y acunando al que acababa de cerrar los pequeños ojos, el más chiquitin de la familia, Adrián; que jugueteando acabó en los brazos de su padre Felipe, tan cansado que ejerciendo de juquete con su hijo, aún sacaba energía para ofrecer a su crio. Con su hijo en brazos, intentaba conciliar un sueño, esperado tras una dura jornada de preocupaciones, desilusiones y falta de soluciones que poder ofrecer a sus niños y a la pequeña Alba, con Josefa también harta de tan desgraciada existencia, luchando ambos por abandonar tan tétrico lugar y sacarlos de tan dañino estado, donde la vida no tenía ningún valor, mas allá del que estuvieran dispuestos a ofrecer cualquiera de los capos mafiosos de la droga y delincuencia que sin control ni ley, imperaban amenazantes y llenos del coraje y la audacia encubridora del miedo, que les era otorgado por las armas y el grupo de secuaces organizados en torno a la violencia, controlando todo lo que sucediera por las calles de las viviendas en aquél barrio donde los mas desposeídos de las condiciones normales y dignas sociales de convivencia, debían malvivir.
La luna en su máximo esplendor, se mostraba tan clara y hermosa que iluminaba los sueños de Alba, dormida ya y danzando entre las estrellas escondidas tras unas nubes de algodón.
No se percibía ninguna luz en el oscuro rincón cubierto en un sucio soportal que entre escombros y basura tenía como escenario la reunión de un grupo numeroso de jóvenes y no tanto, de una de las bandas organizadas que pretendía ejercer el control de toda actividad ilegal y de amedrantamiento sobre la zona que habitaban, discutiendo y resolviendo los próximos movimientos que iban a acometer sobre otro clan organizado y que tenían una deuda pendiente por liquidar. Y ese momento estaba a punto de producirse.
Felipe ya había dejado a Adrián sobre su cama, en el mismo dormitorio donde su hermano Juanillo, de nueve años dormitaba desde hacía mas tiempo, habiéndose ido a dormir cuando su hermana, que lo hacía en otra habitación junto a la de sus padres, donde ya estaban los dos dispuestos a afrontar otro día tras un merecido descanso y sueño reparador.
La casa a oscuras y la quietud de los niños dispuestos como muñecos sobre las camas que les adormecían plácidamente, bajo el silencio nocturno alumbrado por la claridad de la luna resplandeciente, que vio iniciar el movimiento del grupo reunido y dispuesto para iniciar su venganza.
Cruzaron la plaza adyacente, con todas sus farolas sin luces y con las cristaleras protectoras de las bombillas, rotas. Según avanzaban se desplegaron los seis hombres y una mujer frente a unas ventanas de las viviendas de la planta baja de uno de los edificios que cercaban la plaza y sacando las armas que portaban, iniciaron sin dilación un sonoro y ruidoso tiroteo en la misma dirección, sobre una de las ventanas que supuestamente pertenecía a la familia que debía el pago de una remesa de droga, que los atacantes les habían proporcionado, sin recibir el consiguiente pago monetario de dicha entrega.
La descarga de disparos fue violenta y atronadora, rompiendo el silencio durante unos segundos hasta vaciar los cargadores de munición de las armas cortas y alguna escopeta de caza, que una vez consumida la acción, el grupo abandonó el lugar, dejando la ventana a la que dirigieron sus disparos destrozada, como el frontal circundante de ella, agujereada como testigo de lo ocurrido allí.
Alba yacía muerta con un disparo que le entró por la espalda y que tuvo como salida la cara anterior del tórax, afectándole los pulmones y las arterias del corazón.
Sus padres resultaron heridos, sin riesgo de la vida, al oír tan tremendo escándalo y dirigiéndose hacia la habitación por la que el sonido era mas fuerte, allí donde dormía Alba para no despertar; resultando alcanzados también por la continua cantidad de disparos. Siendo sus hermanos los únicos que salieron ilesos de la brutal descarga de balas de distinto calibre, destrozando la vida de unos inocentes marginados y desgraciada familia, por las consecuencias de una acción dirigida a sus vecinos, cuya ventana permanecía intacta.
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