Al terminar el colegio, casi todo estaba predestinado para que comenzase nuestra vida laboral, salvo que las cualidades estudiantiles del alumno destinado a mayores progresos, le permitiera seguir estudiando. No quiero decir que todo aquél, una vez terminado el colegio, debía ponerse a trabajar; pero sí era factible ayudar paulatinamente en el negocio familiar si se tenía, o buscara una ocupación ocasional que podría convertirse en fija toda vez que conseguido el trabajo que tan escaso y precario era en esa época, se continuara en él para ayudar en la economía de casa. Los estudios eran una continuación para aquellos que tuviesen perspectivas de sacarse una titulación de grado medio o una de f.p., pues la universidad ni se tenía conocimiento para acceder a ella o no entraba en cabeza de trabajador, obrero medio; ni posibilidades económicas. Sea por lo que fuere, la práctica estudiantil después de terminado el colegio, no estaba arraigada entre la clase obrera.
La inauguración del instituto de bachillerato en el barrio facilitó que se postergara otro año la entrada en el mercado laboral, pues con buena fe e ilusión, se abrió una puerta que nos permitió seguir jugando con los libros didácticos pero desde una situación de superioridad, que hizo nos convitieramos en adolescentes mayores, donde las acciones elaboradas tenían consecuencias, ya fueran para bien o generalmente para mal, pues el razonamiento dentro de la masa se hizo más influenciable aportando mayormente
efectos desagradables y negativos, pero siempre desde la risa y el cachondeo que la edad hacía tomarte los temas que afectaban directa o indirectamente.
La nueva situación estudiantil, empezó con el alboroto requerido para la adquisicion de matrícula y demás asuntos administrativos, haciendo colas entre el chavalerio de ambos sexos, dando pié al vacile y muestras de la arrogancia de los más avanzados en el arte de la presunción y suficiencia en las lides comunicativas. Intentos de ligoteo, quedadas y bromas de todo tipo convirtió el primer agrupamiento estudiantil en un conglomerado de aspiraciones, desilusiones, cortes de tajo y mucho divertimento.
La entrada a clase y distribución del alumnado, hizo concebir esperanzas ilusorias respecto a la colocación en clases mixtas. Vanas e inútiles expectativas de la distribución del alumnado de tal manera, porque creo recordar que al día siguiente o a lo más, dos días después; la tónica general que había imperado en la educacion, es decir; los niños con los niños y las niñas con las niñas, se instauró como si la vida hubiese seguido por los mismos pasos que cuando estaba el innombrable.
Pero él ya no estaba y la situación política empezó a dar sus primeros pasos para que el régimen heredado tuviese los días contados, iniciándose la cuenta atrás para la llegada de la instauración de la pseudodemocracia, que aunque liberara cuestiones relacionadas con leyes y derechos, la situación social y económica no cambió, y aunque los poderes institucionales cambiaran, no fue así con las personas que ejercían el poder. Como ejemplo valga que el primer presidente elegido, primeramente sustituyendo al dimitido Arias Navarro, y tras la ley de reforma política, anunciando la nula exigencia de responsabilidades a los implicados en la dictadura y no legalizando bajo ningún concepto al partido comunista; Adolfo Suarez; que fue jefe del movimiento nacional franquista. Si, ya me supongo lo demócratas que eran todos los políticos de esas cortes representativas del voto popular, que en su mayoría estaba controlada por los diputados convertidos a la democracia del anterior régimen.
Da risa ¿no?. Pues de esos lodos, éstas mierdas.
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